La comida británica NO es tan mala como se dice: Estos 21 platos deliciosos te van a sorprender
La (mala) fama de la mesa británica
Platos tan polémicos como las anguilas en gelatina o el haggis (que, por si te lo preguntas, es un embutido tradicional escocés hecho con vísceras de cordero, avena y especias) han contribuido a la mala reputación de la cocina británica. Pero el recetario del Reino Unido es mucho más que esos platos excéntricos que se aman o se detestan. En el fondo, la gastronomía británica es sinónimo de comida reconfortante: platos caseros que te abrigan por dentro y te sacan una sonrisa.
Haz clic o desplázate por nuestra galería para descubrir los platos británicos que más sorprenden por lo ricos que están. Te llevamos en una cuenta atrás hasta el más emblemático de todos: un viaje por sabores que desmontan prejuicios.
Nuestra selección está basada en la popularidad, el valor cultural de cada receta y —cómo no— en las opiniones de nuestro equipo, que ha probado cocina de medio mundo (y tiene muy buen diente). Eso sí, como toda buena lista gastronómica, esta también tiene su punto subjetivo.
Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveFOOD.
21. Marmite
¡Detente! Sabemos lo que estás pensando al ver esto… Pero no te vayas todavía.
Aunque la Marmite fue inventada por un científico alemán, encontró su verdadero hogar en el Reino Unido cuando la Marmite Food Company abrió en 1902 en Burton-on-Trent, Staffordshire. Desde entonces, esta pasta de levadura salada ha enamorado a generaciones de británicos.
Tiene un sabor intenso, profundo, lleno de umami —ese toque salado y sabroso que da vida a cualquier plato—. Se unta en tostadas, pero también se usa como ingrediente secreto en caldos, guisos y salsas. Quienes la aman, no pueden vivir sin ella… y quizá tú seas el siguiente en caer.
20. Pastel de carne
En el Reino Unido, cualquier cosa envuelta en hojaldre suele ser un éxito asegurado, y el pastel de carne no es una excepción. En su versión más sencilla, este plato reconfortante combina una masa crujiente con un relleno de ternera guisada, tierna y jugosa, bañada en una salsa espesa y sabrosa. A menudo se le añaden algunas verduras para redondear el bocado.
Una de sus variantes más conocidas es el pastel de carne y riñones, que —como habrás imaginado— incorpora riñones troceados para aportar aún más sabor.
Tan popular es este clásico británico que no falta en muchas tiendas tradicionales de fish and chips, donde se sirve caliente y listo para llevar: perfecto para quienes buscan algo más contundente que el típico bacalao rebozado.
19. Salsa HP
El kétchup podrá ser el favorito mundial, pero en el Reino Unido es la salsa HP la que tiene un estatus icónico. Creada por Frederick Gibson Garton en 1884, esta salsa marrón —de sabor potente y ligeramente picante, con un toque de tamarindo— es el acompañamiento perfecto para un buen bocadillo de beicon.
Algunos la comparan con la salsa para carne A1 de EE.UU., pero los verdaderos fans saben que no hay nada igual. Británica hasta la médula, para muchos no hay desayuno inglés ni sándwich que se precie sin un buen chorro de HP.
18. Shepherd's pie
El Sheperd’s pie es uno de esos platos que reconfortan de verdad, especialmente cuando fuera hace frío y anochece temprano. Parte de un guiso sabroso de cordero picado con verduras, que se cubre con una generosa capa de puré de patatas cremoso, y se hornea hasta que la superficie queda dorada y ligeramente crujiente.
Pensado para alimentar a toda la familia, este clásico del recetario británico sigue siendo un básico en muchos hogares. ¿Y quién sabe? Podría convertirse en tu nuevo capricho perfecto para cualquier día de la semana.
17. Crumble de frutas
Pocas cosas hay más reconfortantes —y más británicas— que un crumble de fruta caliente. Ya sea de ruibarbo ácido, manzana dulce o frutos rojos jugosos, lo que marca la diferencia es esa cobertura dorada y crujiente hecha con mantequilla, harina y azúcar (a veces con avena o frutos secos para dar más textura).
Nacido en tiempos de racionamiento, el crumble se popularizó como un postre económico pero delicioso y hoy es un imprescindible de la repostería casera británica. El de manzana, especialmente, es un clásico que reconcilia a cualquiera con el frío. Servido con natillas, nata o helado, es uno de esos postres que siempre apetece compartir… o no.
16. Empanada de Cornualles
Puede que su origen esté en las minas de Cornualles, pero hoy esta empanada icónica se disfruta en todo el Reino Unido. Reconocibles por su forma de medialuna y su característico borde ondulado, las Cornish pasties combinan ternera guisada, patata, colinabo y cebolla, todo envuelto en una masa quebrada dorada y firme.
Nacieron para alimentar a los mineros durante sus duras jornadas bajo tierra, pero hoy se han convertido en un clásico muy apreciado para el almuerzo. Se pueden tomar calientes o frías, y una cosa está clara: cuando están bien hechas, son una auténtica delicia que querrás repetir.
15. Bizcocho Victoria
Cuando un pastel lleva el nombre de una reina, es que ocupa un lugar especial en el corazón de quienes lo disfrutan. Se dice que el bizcocho Victoria nació en las cocinas de la reina Victoria en el siglo XIX y que era uno de los imprescindibles de sus meriendas elegantes, junto con scones y sándwiches.
Aunque la receta original solo llevaba una capa de mermelada entre dos bizcochos esponjosos, la versión actual suele incluir también una buena dosis de nata montada o crema de mantequilla. Sencillo, clásico y muy sabroso, sigue siendo la monarca de la hora del té… y de muchas sobremesas.
14. Huevo escocés
Puede que el nombre te engañe, pero el huevo escocés es en realidad un clásico aperitivo inglés. En el siglo XIX, existía la costumbre de conservar los huevos “a la escocesa” para que duraran más y tuvieran un olor menos intenso. Y en algún momento, alguien tuvo la brillante idea de envolverlos en carne de salchicha, pasarlos por pan rallado y freírlos hasta que quedaran dorados y crujientes.
Hoy en día, no es raro encontrar versiones más sofisticadas, con la yema cremosa y ligeramente líquida en el centro. Aun así, los de huevo duro siguen siendo los más populares.
13. Alubias con tostadas
Puede que no inventaran el plato, pero los británicos han hecho de las alubias con tostadas todo un emblema nacional. La versión más habitual es simple y efectiva: una lata de alubias blancas en salsa de tomate dulce, bien calientes, servidas sobre rebanadas de pan tostado.
Y aunque así ya están buenas, muchos elevan este humilde almuerzo con queso rallado fundido, huevos fritos, salchichas, beicon... o lo que la imaginación y el hambre dicten. Rápido, reconfortante y más sabroso de lo que parece, es un clásico que nunca falla.
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12. Muffin inglés
Sin huevos benedictinos ni McMuffins de beicon y huevo, los desayunos serían bastante menos sabrosos. Y todo se lo debemos al muffin inglés: un panecillo plano, tierno y ligeramente crujiente por fuera, que se tuesta y se sirve caliente con todo tipo de rellenos.
El mérito es de Samuel Bath Thomas, que probablemente lo creó en 1884. Aunque lo más probable es que naciera en EE.UU., su conexión con Inglaterra sigue siendo innegable. Sea cual sea su origen, este humilde muffin se ha convertido en una leyenda del desayuno: reconfortante, versátil y delicioso desde el primer bocado.
11. Solomillo Wellington
Aquí empieza lo bueno. El solomillo Wellington es uno de esos platos que se reservan para ocasiones especiales. No es barato ni rápido de preparar, pero basta un bocado para que todo el esfuerzo merezca la pena.
Un solomillo de ternera sellado se cubre con paté y duxelles (una mezcla de champiñones picados, chalotas y hierbas), se envuelve en hojaldre y se hornea hasta que queda dorado y crujiente. Sírvelo con una buena salsa, patatas (asadas o en puré) y verduras de temporada, y date una palmadita en la espalda: te la has ganado.
10. Rollo de salchicha
En un país que venera el hojaldre, no es de extrañar que el rollo de salchicha sea uno de los bocados más queridos del Reino Unido. La cadena de panaderías británica Greggs vende nada menos que 18 millones al año, y este clásico del almuerzo no da señales de perder popularidad.
En su versión más simple, se trata de salchicha sazonada envuelta en una capa crujiente de hojaldre dorado. Pero no te dejes engañar por su apariencia modesta: este aperitivo tiene más sabor del que imaginas.
Delicioso tanto frío como caliente, para llevar o comer sentado, es reconfortante, práctico e indudablemente británico.
¿A que ahora te apetece uno?
9. Chocolate Cadbury
En una comparativa entre las barritas de chocolate británicas y las estadounidenses, las del Reino Unido suelen salir ganando. Parte del mérito está en su fórmula: más cacao, menos azúcar y un sabor más equilibrado, según muchos aficionados. No es de extrañar que los dulces de EE.UU. no terminen de convencer fuera de su país.
Cadbury es, sin duda, la marca de chocolate más emblemática de Gran Bretaña. Sus tabletas, como la clásica Dairy Milk (en la imagen), son un imprescindible en muchos hogares británicos.
Y lo mejor es que no se quedan solo con la versión original: las hay con avellanas, caramelo, galleta, menta y hasta con trocitos de tarta. Cuando se trata de chocolate, los británicos saben lo que hacen.
8. Yorkshire pudding
A pesar de su nombre, el Yorkshire pudding no es un postre. Es una masa ligera, parecida a la de las tortitas, que se hornea hasta que queda crujiente y dorada por fuera, con un interior más tierno. El resultado: un acompañamiento ideal para la carne asada y la infaltable gravy.
Estas pequeñas delicias también pueden servirse como entrante, rellenas con ingredientes como trucha o rábano picante, pero son más conocidas por acompañar el tradicional Sunday roast británico.
Muchos dirían que este plato dominical no está completo sin al menos un Yorkshire pudding para mojar hasta la última gota de salsa.
7. Weetabix
Weetabix es toda una institución británica desde 1932, cuando se ganó el corazón y la mente de los amantes de los desayunos saludables. Estas galletas de trigo integral, tostadas y doradas, del tamaño de la palma de la mano, son un clásico para quienes buscan empezar el día de forma saludable.
Lo habitual es servirlas con leche, acompañadas de fruta o frutos secos, pero hay quien se atreve con combinaciones más... creativas. ¿Untarlas con mermelada? ¿O incluso con alubias cocidas? Mejor no entrar en detalles…
6. Bangers and mash
Los británicos tienen un talento especial para dar nombres curiosos a sus platos, y el bangers and mash es uno de los más famosos. El apodo "bangers" surgió durante la Primera Guerra Mundial, cuando las salchichas se rellenaban con agua y a veces reventaban al cocinarlas. Aunque eso ya no ocurre, el nombre ha perdurado.
El plato, sencillo y reconfortante, combina salchichas doradas con un puré de patatas cremoso, normalmente acompañado de una buena salsa de cebolla y guisantes. Un clásico de la cocina casera británica que no falla nunca.
5. Desayuno inglés completo
Más que un desayuno, es casi una prueba de resistencia. El desayuno inglés completo no siempre será lo más equilibrado… pero después de una semana dura, puede ser justo lo que necesitas.
Los ingredientes varían según la región o incluso de una casa a otra, pero la versión clásica suele incluir salchichas, beicon, huevos, alubias cocidas, tomates a la parrilla y tostadas. A veces se suman morcilla, croquetas de patata, champiñones o pan frito.
¿El toque final? Un generoso chorrito de salsa HP. Es abundante, satisfactorio y absolutamente insuperable…
…Excepto por los cuatro platos que quedan en el ranking.
4. Sunday roast con roast beef
El Sunday roast es una de las tradiciones culinarias más queridas en el Reino Unido. Pubs, restaurantes y familias lo preparan cada semana como una comida abundante y reconfortante.
Aunque también se sirve con cerdo, pollo o cordero, la estrella indiscutible es el roast beef: ternera bien sazonada, asada lentamente y cortada en lonchas finas.
Con siglos de historia —se dice que los británicos lo disfrutan desde el siglo XV—, este plato va mucho más allá de la receta: es un ritual que reúne a familia y amigos alrededor de la mesa.
3. Pollo tikka masala
Presente en prácticamente todos los menús de los restaurantes indios del Reino Unido, el pollo tikka masala no es un plato tradicional de la India, sino una creación británica con sabor asiático. Se le atribuye al chef paquistaní Ali Ahmed Aslam, que supuestamente lo inventó en Glasgow en los años setenta.
Algunos lo consideran una versión británica del clásico pollo al curry, pero lo cierto es que esta salsa cremosa con tomate y pollo tandoori ligeramente ahumado ha conquistado miles de paladares. Tanto, que para muchos británicos es el plato nacional no oficial del país.
2. Té
No es ningún secreto: a los británicos les apasiona el té. ¡Es casi una institución nacional! Aunque se consume de muchas formas, el que realmente define su cultura es el té negro clásico, sin aromas añadidos (el que en una carta elegante se suele llamar English Breakfast).
Según una encuesta de Statista de 2023, la marca más popular del país es PG Tips, aunque cada cual tiene su favorita. Y aunque algunos defienden que la leche debe ir primero, lo más habitual es añadirla al final, justo antes de dar el primer sorbo.
¿Un consejo esencial? No te olvides de las galletas.
1. Fish and chips
El fish and chips es el capricho de fin de semana por excelencia en el Reino Unido. Las tiendas especializadas —conocidas cariñosamente como chippies— están presentes en casi todos los pueblos y ciudades del país, y hay quienes no conciben el viernes sin su ración.
¿El pedido clásico? Un buen filete de bacalao, rebozado y frito hasta que queda dorado y crujiente, acompañado de una montaña de patatas fritas: crujientes por fuera, suaves por dentro. Entre los acompañamientos más típicos están los guisantes machacados, la salsa de curry o el gravy. ¿Y para completar la tradición? Una taza de té bien fuerte. Sí, con pescado frito.
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