21 alimentos no perecederos que pueden SALVARTE la vida en una emergencia
Alimentos básicos en caso de emergencia
Cuando ocurre una catástrofe, contar con una despensa bien surtida puede marcar la diferencia. Ya sea por cortes de luz, problemas en la cadena de suministro o incluso escenarios más extremos, los gobiernos de todo el mundo recomiendan almacenar al menos tres días de productos básicos. Así podrás comer bien, mantener la calma y, con un poco de humor, hasta esquivar a las hordas de zombis.
Desde proteínas que duran años hasta caprichos que levantan el ánimo, estos 21 alimentos son prácticos, nutritivos y versátiles, y pueden ser decisivos en una situación de emergencia.
Haz clic o desplázate por la galería para descubrir los 21 productos que necesitas para tener tu despensa preparada para cualquier imprevisto, en una cuenta atrás que termina con el más importante de todos.
Hemos basado nuestra clasificación en la importancia de cada producto, teniendo en cuenta el asesoramiento de expertos, la investigación y la experiencia de nuestro equipo. Esta lista es inevitablemente subjetiva.
Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveFOOD.
21. Caprichos reconfortantes
En momentos de mucho estrés, mantener la moral alta es fundamental, y pocas cosas lo logran tan bien como un dulce o un aperitivo que despierte la nostalgia. Los postres instantáneos, el chocolate negro, los caramelos duros, y los granos de maíz (para preparar palomitas) tienen una vida útil bastante larga.
Las mezclas listas para tortitas o bizcochos son una manera estupenda de celebrar cumpleaños en el búnker, siempre que dispongas de cómo cocinarlas. Y no olvides abastecerte de chocolate caliente instantáneo, café y té: esos pequeños gestos reconfortan más de lo que imaginas.
20. Aceites de cocina
Ya sea para saltear verduras o preparar un aderezo para ensaladas, los aceites son esenciales en la despensa de cualquier cocinero, incluso durante una catástrofe. El calor y la luz hacen que el aceite se vuelva rancio, así que guárdalo en recipientes de vidrio oscuro o metal en un armario fresco y lejos del sol, y compra varias botellas pequeñas en lugar de unas pocas grandes para evitar que se echen a perder una vez abiertas.
Los aceites vegetales, como el de canola y el de girasol, suelen durar entre uno y dos años sin abrir, mientras que los aceites con mayor contenido en grasas saturadas, como el de coco y la ghee, duran más.
19. Semillas de frutas y verduras
El Depósito Mundial de Semillas de Noruega alberga más de 5.000 especies de plantas para garantizar el suministro alimentario mundial en el futuro. No es necesario que llegues tan lejos, pero puede ser una buena idea abastecerte de semillas para cultivar cuando las condiciones lo permitan, una vez que haya pasado cualquier amenaza inmediata.
Considera la posibilidad de abastecerte de una variedad de semillas de frutas y verduras, especialmente de alimentos que se estropean fácilmente, como la lechuga. No te desesperes si no tienes jardín: puedes cultivar lechuga fácilmente en una jardinera. También puedes investigar sobre el cultivo en interiores.
18. Alimentos liofilizados
Los alimentos liofilizados son una opción fantástica para prepararse ante emergencias. La liofilización —término técnico para la deshidratación por congelación— elimina hasta el 98% del agua, lo que permite conservar los productos durante 25 años o más.
Se pueden comprar o incluso preparar en casa carnes, frutas, verduras, dulces, hierbas y especias liofilizados. Solo hay que asegurarse de que el envase hermético se mantenga intacto y protegido de la luz, el calor y la humedad hasta el momento de usarlos.
Según el portal especializado Freeze Dried Guide (una web de referencia sobre conservación de alimentos en EE.UU.), también existen comidas completas liofilizadas, como pastas, salteados, guisos o estofados, que resultan ideales para un almacenamiento a largo plazo.
17. Miel
Este superalimento contiene vitaminas B, minerales, aminoácidos y antioxidantes. Según el portal de la Clínica Mayo, también tiene propiedades antibacterianas, antioxidantes y antiinflamatorias. Pero lo que lo convierte en un alimento básico perfecto para el búnker es su excepcionalmente larga vida útil. Almacenada en un lugar fresco y seco, la miel cruda puede durar indefinidamente; los arqueólogos incluso han encontrado miel en perfecto estado en antiguas tumbas egipcias. Sin embargo, debes desechar la miel si detectas moho, burbujas efervescentes que indiquen fermentación o si huele mal.
16. Especias y condimentos
En la variedad está el gusto, y unas cuantas especias pueden transformar las comidas más insípidas del búnker. Además de sal y pimienta, disponer de hierbas y especias secas dará mucho más juego a tu despensa.
Tampoco hay que olvidar los cubitos de caldo, perfectos para dar sabor a sopas, salsas, guisos o fideos. Y los condimentos también merecen su espacio: opciones populares como el kétchup y la salsa barbacoa pueden durar hasta un año sin abrir, mientras que la salsa picante y la mermelada pueden conservarse varios años. En cuanto a la salsa de soja y el vinagre, prácticamente no tienen fecha de caducidad.
15. Leche en polvo y UHT
Ligera y compacta, con una vida útil de entre 12 y 24 meses, la leche en polvo es un básico imprescindible en caso de emergencia. Es versátil y nutritiva, ya que aporta proteínas, calcio y vitaminas A, D y B12.
Los productos ultrapasteurizados (UHT) son otra gran opción, sobre todo en el caso de las bebidas vegetales que sustituyen a la leche. Pueden conservarse a temperatura ambiente sin necesidad de nevera y duran entre seis y doce meses, o incluso más, siempre que se guarden en un lugar fresco, seco y oscuro.
Elige versiones enriquecidas para añadir nutrientes extra y recuerda comprobar la fecha de caducidad cada pocos meses.
14. Batidos sustitutivos
Durante un corte de electricidad, los batidos sustitutivos pueden ser una excelente opción de emergencia. Deben aportar un equilibrio saludable de proteínas, carbohidratos y grasas, además de vitaminas, minerales y fibra.
Conviene evitar los que incluyen azúcares añadidos y aromas artificiales. Los batidos en polvo duran entre uno y dos años si se almacenan bien, mientras que los listos para beber suelen durar entre seis y doce meses y resultan ideales en caso de escasez de agua.
13. Frutos secos y productos deshidratados
Los frutos secos son una fuente excelente de energía, sabor y nutrientes. Son ligeros, versátiles y, si se conservan en buenas condiciones, pueden durar entre seis y doce meses.
La cecina, la soja deshidratada y las proteínas vegetales texturizadas también son grandes aliadas: aportan proteínas de calidad y resultan fáciles de almacenar. Eso sí, procura elegir siempre opciones sin sal ni azúcar añadidos.
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12. Verduras y frutas en conserva
Muchos alimentos que normalmente acabarían en puré en lata se conservan de maravilla encurtidos: aceitunas, repollo, brócoli, apio o coliflor.
En el Reino Unido, los huevos encurtidos son un plato muy popular —aunque algo pasado de moda— y siguen siendo una gran fuente de proteínas fácil de preparar. Vale la pena darles una oportunidad.
Y no hay que olvidarse de la fruta: la corteza de sandía en escabeche, la manzana especiada, las cerezas, las uvas o las peras aromatizadas con canela y clavo son dulces tan curiosos como deliciosos.
11. Alimentos energéticos
En situaciones de estrés físico o mental, como en una emergencia, es fundamental darle al cuerpo la energía que necesita para afrontar la exigencia extra. Los alimentos ricos en energía concentran muchas calorías en relación con su peso o volumen, lo que los hace muy útiles en estas circunstancias.
Entre las opciones saludables con una buena vida útil están las mantequillas puras de frutos secos, los frutos secos, las semillas y las barritas energéticas. El chocolate y las chucherías también aportan energía, pero carecen de nutrientes y pueden provocar un bajón de azúcar.
10. Huevo en polvo
El huevo en polvo puede sonar a ingrediente del pasado, pero mientras pueda reconstituirse con agua limpia es un sustituto muy versátil de los huevos frescos cuando no se pueden conseguir.
Es ligero, se conserva bien y, sin abrir, puede durar hasta 10 años si se almacena de forma adecuada, lo que lo convierte en un básico perfecto para cualquier despensa de emergencia. Además, es muy nutritivo: aporta unas 592 calorías y 48 g de proteína por cada 100 g, junto con nutrientes esenciales como hierro, colina y vitamina B12.
9. Comida para mascotas
No querrás olvidarte de tus fieles compañeros en una situación de crisis, así que calcula cuánta comida necesitarían todos tus animales domésticos para sobrevivir durante al menos tres días, y no te olvides de los animales pequeños, como los hámsters y los pájaros. A continuación, piensa qué tipo de comida debes almacenar. La comida enlatada dura entre uno y dos años, mientras que la comida seca es más ligera y fácil de almacenar. Ten en cuenta las necesidades médicas y recuerda que cambiar la comida de tu mascota de forma repentina puede causarle malestar estomacal.
8. Alimentos fermentados
Numerosos estudios han sugerido que los alimentos fermentados ofrecen poderosos beneficios para la salud, que son especialmente valiosos en tiempos difíciles. Según un estudio de la Facultad de Medicina de Stanford, son ricos en microorganismos vivos y pueden favorecer la diversidad de la microbiota intestinal y mejorar la respuesta inmunitaria. El kimchi y el chucrut están repletos de vitaminas C y K, así como de minerales y carotenoides. La pasta de miso, por su parte, es rica en proteínas y añade un sabor umami a los caldos, aderezos, guisos y sopas.
7. Carne y pescado enlatado
El pescado enlatado—como atún, sardinas, salmón o caballa— es rico en proteínas, vitamina D y omega-3, mientras que las anchoas añaden un extra de sabor a las salsas.
También hay carnes en lata con una larga vida útil, como el SPAM (la popular marca estadounidense de carne enlatada), la carne en conserva tradicional o las salchichas tipo Viena. Se pueden comer directamente de la lata, aunque suelen estar muy procesadas y contener bastante sal y nitratos.
El pollo y el pavo en lata, en cambio, son opciones sorprendentemente saludables. Eso sí: recuerda tener siempre un abrelatas manual a mano o elegir latas con tapa de anilla.
6. Fruta y verdura enlatada
Según la Academia de Nutrición y Dietética, la organización profesional de nutricionistas de EE.UU., cuando se enlatan en su punto óptimo de madurez, los productos en lata pueden ser tan nutritivos como los alimentos frescos o congelados.
Aunque al pensar en conservas nos vienen a la mente guisantes, maíz dulce o tomates, conviene recordar que hay toda una gama de opciones interesantes. Verduras como setas, judías, zanahorias, pimientos, espinacas o remolacha son muy recomendables, al igual que la mayoría de las frutas.
Eso sí, mejor evitar las que se vuelven blandas en lata, como el brócoli, la coliflor, la lechuga, la berenjena, las alcachofas o la calabaza.
5. Legumbres secas
Siempre que tengas acceso a agua limpia y a un medio para cocinarlas, las legumbres secas son un alimento esencial y muy nutritivo en situaciones de crisis. Alubias, lentejas o guisantes —junto con garbanzos y guisantes partidos— son ricos en proteínas, fibra y hierro.
Saciantes y versátiles, pueden incorporarse fácilmente a guisos, sopas, estofados o currys, convirtiéndose en un recurso básico y duradero para tu despensa.
4. Pasta y fideos secos
Puede parecer obvio, pero los fideos y la pasta secos son alimentos no perecederos imprescindibles. Puedes darle un toque especial a la pasta con salsas elaboradas con tomates en lata que tengas guardados, mientras que los fideos se pueden saltear con verduras en lata y salsa de soja. La pasta integral o la pasta elaborada con guisantes o lentejas aportan más nutrientes que la pasta de trigo refinada, al igual que los fideos de huevo frente a los de arroz.
3. Cereales secos
Los cereales secos son los héroes silenciosos de cualquier despensa de emergencia. El arroz, la avena, la quinoa, el trigo bulgur y la cebada son asequibles, versátiles, saciantes y proporcionan energía de liberación lenta. También son ricos en fibra, vitaminas del grupo B y minerales esenciales como el hierro y el magnesio, y muchos aportan una buena cantidad de proteínas. Lo mejor de todo es que pueden durar años. Opta por las variedades integrales para maximizar el valor nutricional y considera la posibilidad de abastecerte también de cereales precocinados en bolsas, por si acaso es difícil conseguir agua potable.
2. Alimentos y suplementos especiales
Si tienes un bebé que toma leche de fórmula, conviene asegurarse de contar con tu marca habitual. Lo ideal es elegir versiones ya preparadas o listas para tomar, ya que en una emergencia puede no ser posible hervir agua o esterilizar los biberones. Aunque resulten más caras, ayudan a evitar la angustia de quedarse sin leche en el momento menos oportuno.
Lo mismo ocurre con los alimentos especiales y los suplementos que puedan necesitar las personas mayores o quienes sufren alergias y enfermedades. También merece la pena incluir un multivitamínico apto para todas las edades, ya que en una situación de crisis podría escasear la comida nutritiva.
1. Agua y tratamientos para el agua
A veces olvidamos lo más básico para la vida: ¡el agua! En una emergencia, el suministro puede contaminarse o incluso cortarse, así que conviene almacenarla con antelación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un mínimo de 2,5 a 3 litros de agua potable por persona y día. Para cocinar y lavar se aconseja tener unos 10 litros diarios adicionales. Y no hay que olvidar a los bebés, las mascotas o los dispositivos médicos que también necesitan agua.
Filtros, pastillas potabilizadoras y gotas de yodo son grandes aliados para evitar la exposición a bacterias, protozoos y virus.
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