43 ERRORES peligrosos que podrías estar cometiendo en la cocina sin saberlo
Deja de hacer estas cosas en la cocina
La intoxicación alimentaria no es agradable, y hay muchos errores comunes que la gente comete en la cocina cada día y que la ponen en riesgo de enfermar. Desde llenar demasiado los frigoríficos y reutilizar tablas de cortar sucias hasta mojar dos veces las cucharas y cocer poco la carne, estos son los 43 errores de higiene que comete la mayoría de la gente al cocinar, junto con consejos para evitarlos.
Haz clic o desplázate por nuestra galería para descubrir los errores de cocina que podrían envenenarte, con una cuenta atrás hasta el mayor error de todos.
Hemos basado nuestra clasificación en lo comunes que son los errores y en la probabilidad de que causen intoxicaciones alimentarias, con orientación de fuentes oficiales y consejos de expertos.
Adaptado al español por Rocío Durán Hermosilla, redactora en español para loveFOOD.
Cómo creamos nuestra lista
Según la Agencia Británica de Normas Alimentarias, en el Reino Unido se registran anualmente 2,4 millones de enfermedades transmitidas por los alimentos. Mientras tanto, el Departamento de Agricultura de EE.UU. informa de la friolera de 48 millones de enfermedades transmitidas por los alimentos en EE.UU. cada año, lo que equivale a que uno de cada seis estadounidenses enferma por algo que ha comido. La buena noticia es que muchas enfermedades pueden prevenirse siguiendo unas buenas prácticas de higiene alimentaria, desde limpiarse bien las manos antes de manipular los alimentos hasta separar las carnes crudas de los productos frescos. Para esta galería, los consejos han sido aprobados por la Agencia Británica de Normas Alimentarias y el NHS, y por el Departamento de Agricultura de EE.UU.
42. No lavar la fruta
Las frutas blandas y delicadas, como las frambuesas y las fresas, pueden parecer complicadas de lavar, pero son portadoras de bacterias y virus nocivos que se adquieren a través del agua contaminada o durante el proceso de recolección y envasado. Enjuágalas con agua fría para asegurarte.
41. Confiar en la prueba de flotación del huevo
La prueba del huevo flotante es un truco práctico que puede ayudarte a juzgar la edad de un huevo. Si flota en el agua, es que está demasiado viejo y seco. Pero la Agencia de Normas Alimentarias no recomienda utilizar esta prueba para saber si un huevo todavía es bueno para comer, ya que solo indica la edad del huevo y no si contiene bacterias peligrosas. En su lugar, debes fijarte en la fecha de consumo preferente, aunque la Agencia de Normas Alimentarias dice que puedes utilizar los huevos un par de días después de esta fecha si los cocinas bien.
40. Acariciar o dar de comer a tus mascotas mientras cocinas
Por muy tentador que pueda resultar acariciar o dar de comer a tu mascota cuando se pasea por la cocina, intenta resistirte durante el proceso de preparación y cocción. Los pelos sueltos de la mascota y las bacterias podrían transferirse a tu comida, así que es mejor evitarlo por completo. Si se te olvida, lávate las manos con agua tibia y jabón antes de volver a la preparación.
39. No lavar la corteza del melón
Las frutas que crecen en el suelo, como el melón cantalupo, la sandía y el melón dulce, tienen un alto riesgo de intoxicación alimentaria. Esto se debe a que la bacteria listeria puede crecer en la corteza rugosa y propagarse a la pulpa. Los síntomas de la bacteria incluyen náuseas, diarrea, fiebre alta y escalofríos. Lava bien los melones y separa la pulpa de la cáscara para mayor seguridad.
38. Almacenar juntos productos sin lavar y listos para el consumo
Cuando tengas productos frescos ya lavados y productos que aún deban limpiarse, lo mejor es guardarlos por separado. Tanto si has comprado fruta lista para comer como si ya has lavado algo para utilizarlo más tarde, colocar productos limpios junto a frutas o verduras sin lavar podría contaminarlos. Utiliza cajones o estantes diferentes, o separa los artículos con bolsas o recipientes.
37. Recongelar helado derretido
Aunque te parezca un desperdicio tirar el helado una vez derretido, no lo vuelvas a congelar. Cuando el producto cremoso se deja fuera a temperatura ambiente durante un periodo de tiempo prolongado, pueden empezar a desarrollarse bacterias nocivas como la listeria, que acaban provocando que enfermes. Para evitarlo, lo mejor es tirar el producto si se deja fuera demasiado tiempo.
36. Remojar tablas de cortar y utensilios de madera
Sumergir las tablas de cortar y los utensilios de madera en agua es un gran error. Este material poroso absorbe al instante cualquier exceso de humedad, y con el tiempo puede empezar a deformarse, agrietarse e incluso desarrollar bacterias. Para evitarlo, lava bien la tabla con una esponja y deja que se seque por completo antes de guardarla, y nunca metas materiales de madera en el lavavajillas.
35. Mezclar recipientes reutilizables para alimentos
Los envases reutilizables son excelentes para reducir los residuos y ahorrar dinero. Sin embargo, un inconveniente es la posibilidad de contaminación cruzada. Para evitarla, utiliza cada recipiente para un fin específico y etiquétalo para saber qué va dónde. Es buena idea tener recipientes separados para la carne cruda, los productos frescos y los alimentos listos para el consumo. Asegúrate de lavar bien cada recipiente después de usarlo, y comprueba también que las tapas cierran bien.
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34. Llenar demasiado el frigorífico
Deja espacio en el frigorífico para que circule el aire. Llenarlo demasiado de alimentos puede aumentar la temperatura y el riesgo de reproducción de bacterias. Las bacterias crecen más rápidamente en la "zona de peligro" de 7-60°, por lo que debes evitar mantener los alimentos en este intervalo de temperatura en la medida de lo posible.
33. Olvidar limpiar las superficies
Limpiar las superficies antes, durante y después de preparar los alimentos puede parecer obvio, pero es fácil olvidarlo. Dejar sucias las encimeras y placas de cocina puede favorecer la proliferación de bacterias nocivas y, a su vez, causar enfermedades. Asegúrate de que la zona está limpia antes de empezar, y lo ideal es que la limpies a medida que vayas cocinando para evitar una gran acumulación al final.
32. Hacer acopio de conservas
Es útil tener una lata de tomates o alubias en la despensa, pero los alimentos enlatados no duran eternamente, así que asegúrate de respetar la fecha de caducidad. Además, si solo utilizas media lata, evita guardar la lata abierta en el frigorífico; tu comida podría desarrollar un sabor metálico. En su lugar, decántala en otro recipiente hermético.
31. No compruebas las temperaturas de tu frigorífico y congelador
¿Conoces las temperaturas reales de tu frigorífico y congelador? Para conservar los alimentos con seguridad, un frigorífico debe estar entre 0-4° y un congelador a unos -18°. Puede que tus electrodomésticos estén ajustados a estas temperaturas, pero también debes comprobar regularmente que se alcanzan. Para asegurarte de que pueden mantener los alimentos suficientemente fríos, utiliza un termómetro para medir la temperatura interna tanto del frigorífico como del congelador una vez a la semana.
30. Comprar productos congelados al principio de tu tienda
Hay una buena razón por la que el pasillo de los congelados está al final de la mayoría de los supermercados, y podría evitarte un malestar grave. Siempre debes comprar los productos congelados al final de la compra, para que los alimentos no alcancen la temperatura ambiente mientras navegas por los demás pasillos.
29. Reutilizar esponjas, paños de cocina y paños de cocina viejos
¿Con qué frecuencia cambias los paños de cocina? este, junto con las esponjas para fregar, los estropajos y los paños de cocina, pueden ser un caldo de cultivo de bacterias nocivas. La Agencia Británica de Normas Alimentarias recomienda cambiar o lavar estos artículos al menos una vez a la semana para evitar la contaminación cruzada. También es importante dejar que estos utensilios de cocina se sequen completamente entre cada uso.
28. Comer marisco sin abrir
Cocinar marisco como mejillones, ostras y almejas en sus conchas es más fácil de lo que crees. Sin embargo, cuando se trata de seguridad alimentaria, hay que recordar un par de cosas. Empieza por desechar las conchas rotas o agrietadas, y limpia todo lo demás para eliminar cualquier resto de suciedad. Debes cocinar los mariscos hasta que se abran las conchas, y retirar las que permanezcan cerradas. Si no se abren durante la cocción, no los comas; podrían haberse estropeado.
27. Ignorar las etiquetas
¿Cuándo fue la última vez que adivinaste cuánto tiempo había que calentar algo en el microondas? Las etiquetas están ahí por una razón, así que es importante leer detenidamente -y seguir- las instrucciones de los alimentos procesados. Los envases suelen contener información útil sobre los tiempos de cocción, las fechas de caducidad o de consumo preferente y la información sobre el almacenamiento. Cocinar mal una pizza congelada cargada de carne puede ser más perjudicial de lo que crees.
26. Colocar juntos carne cruda y otros productos en el carro de la compra
Una buena higiene alimentaria empieza incluso antes de entrar en la cocina. Cuando hagas una gran compra de alimentos, separa siempre la carne y el pescado crudos de cualquier otro producto en el carrito para evitar la contaminación cruzada. Utiliza una sección diferente en el carrito para ayudar a dividir los artículos. Muchos supermercados también proporcionan bolsas de plástico o papel cerca de los pasillos de carne fresca para ayudar a contener estos productos. También puedes utilizar bolsas para productos frescos.
25. Probar alimentos que contengan harina cruda
Probablemente hayas oído que no es seguro comer masa o masa cruda, pero el motivo no es realmente el huevo crudo, como podrías pensar. La harina cruda suele ser más preocupante, ya que puede contener bacterias. Es raro enfermar a causa de la harina cruda, pero sigue siendo importante asegurarse de que está cocida antes de comerla. Puedes hacer masa de galletas comestible o utilizar harina en productos no horneados tratándola primero térmicamente. Comprueba también el envase, porque algunas harinas pueden comerse crudas sin peligro.
24. Poner la carne cruda en el estante superior del frigorífico
Aunque la mayoría de la gente ha oído esto antes, es fácil olvidarse de ponerlo en práctica. La carne cruda debe guardarse en el estante inferior, en un recipiente limpio y cerrado. No solo es la zona más fría del frigorífico, sino que almacenar la carne de esta forma elimina el riesgo de que los jugos contaminen otros alimentos. Como regla general, debes mantener siempre la carne cruda separada de cualquier otro producto.
23. Volver a sumergir la cuchara de degustación
Desde comprobar el condimento de las salsas caseras hasta comprobar si la pasta está perfectamente cocida, una norma cuando cenas con otras personas es no mojar nunca dos veces la cuchara de degustación. Las bacterias de tu boca pueden transferirse fácilmente a la comida y provocar el malestar de los demás, y esto es especialmente importante si tú también te encuentras mal. Si tienes que probar el plato varias veces, utiliza cucharas distintas en cada ocasión.
22. Oler la comida para ver si está pasada
Desde la leche vieja hasta las sobras metidas en el fondo del frigorífico, todos hemos hecho la prueba del olfato. Sin embargo, no todas las bacterias producen malos olores. Aunque tu sentido del olfato puede ser un buen indicador, no confíes en él como única forma de detectar posibles problemas de intoxicación alimentaria. Comprueba las fechas de caducidad, y si no estás seguro, no te arriesgues.
21. Dejar caer la comida y seguir comiéndola
Consumir alimentos que se te han caído pero has guardado siguiendo la "regla de los cinco segundos" podría estar haciéndote más daño de lo que crees. Este mito ha existido durante años, sugiriendo que los alimentos pueden comerse si se han caído al suelo y se han recuperado antes de cinco segundos. Sin embargo, resulta que tiene poco de cierto. Algunos alimentos, sobre todo los húmedos y calientes, pueden acumular bacterias casi instantáneamente. En estos casos, es mejor deshacerse de ellos para evitar el riesgo de enfermar.
20. Marinar los alimentos a temperatura ambiente
Desde el pollo y la ternera hasta las gambas y el tofu, marinar los alimentos es una forma brillante de encerrar un sabor extra, pero es aconsejable proceder con precaución. Debes mantener siempre los ingredientes en el frigorífico mientras se marinan, ya que las bacterias pueden crecer rápidamente cuando los alimentos alcanzan la temperatura ambiente. También hay que tener en cuenta que nunca debes utilizar el líquido de marinado sobrante como salsa -sobre todo si ha estado en contacto con carne o pescado crudos-, a menos que se haya llevado antes a ebullición rápida.
19. Cocinar con heridas abiertas en las manos
Incluso un pequeño rasguño es una herida abierta que puede transportar bacterias nocivas, y esta es una fuente frecuente de intoxicación alimentaria. Envuelve cualquier corte, por pequeño que sea, en una venda adhesiva antes de cualquier proceso de preparación de alimentos. En las cocinas profesionales, las vendas son siempre de color azul brillante para que sean fáciles de ver.
18. Dejar que la comida de picnic o lista para comer se caliente demasiado
Desde disfrutar de un picnic en el parque hasta comerte un bocadillo comprado en la tienda en el coche, hay veces en que puede haber pasado tiempo desde la última vez que tu comida vio un frigorífico. Esto no es un problema si se ha mantenido a una temperatura segura, pero cuál sea esa temperatura depende del alimento. Para los alimentos que deben conservarse fríos, lo más inteligente es utilizar una bolsa refrigerante y quizás algunas bolsas de hielo para evitar que se calienten demasiado. Esto es especialmente importante cuando hace calor fuera, ya que dejar la comida demasiado tiempo al calor podría aumentar las posibilidades de que se desarrollen bacterias.
17. Comer verduras congeladas
¿Alguna vez has comido a escondidas unos guisantes congelados mientras cocinabas? Puede parecer un tentempié inofensivo (aunque un poco extraño para algunos), pero en realidad no es la mejor idea. Las verduras congeladas pueden contener bacterias y deben cocinarse adecuadamente antes de que sea seguro comerlas. Si el envase indica que deben cocinarse, es mejor evitar zamparse una bolsa recién sacada del congelador.
16. No aclarar los productos frescos
Aclarar las frutas, verduras y hojas de ensalada frescas antes de consumirlas puede parecer de sentido común, pero se olvida muy fácilmente. El exterior de estos alimentos puede arrastrar suciedad suelta y pesticidas, y actuar como caldo de cultivo para las bacterias. Haz que el lavado de los productos forme parte de tu rutina de preparación, y reducirás significativamente el riesgo de enfermar. Pelar las verduras también puede ayudar a eliminar las bacterias.
15. Dejar la comida fuera demasiado tiempo
Mantente alejado de esos bocadillos de huevo que llevan toda la tarde en la mesa del bufé. Mantener alimentos de riesgo como huevos, arroz, carne y pescado a una temperatura incorrecta es una forma segura de propagar una intoxicación alimentaria. Lo ideal es no dejar los platos fuera más de dos horas a temperatura ambiente, o no más de una hora si es un día caluroso.
14. Conservar los alimentos tras un corte de luz prolongado
A nadie le gusta un corte de luz, sobre todo cuando tienes el frigorífico y el congelador llenos de comida. No quieres tener que tirar todos esos productos, pero también es importante saber cuánto tiempo puedes conservarlos. Si evitas abrir la puerta del frigorífico, puede mantenerse frío unas cuatro horas. Un congelador lleno puede mantener los alimentos congelados hasta 48 horas, o 24 horas si está medio lleno. Utiliza un termómetro para comprobar si el frigorífico está demasiado caliente (debe estar como máximo a 7°, aunque lo ideal son 5°) y utiliza los alimentos en un plazo de cuatro horas si el frigorífico ya no está lo bastante frío.
13. Mantener calientes las sobras
Si quieres conservar las sobras después de una comida, asegúrate de enfriarlas lo antes posible, idealmente en menos de dos horas. Si las sobras tardan demasiado en enfriarse o se dejan en la encimera, aumenta el riesgo de que se reproduzcan las bacterias. Guárdalas en el frigorífico y consúmelas siempre antes de dos días. También puedes congelarlas.
12. Calentar en el microondas los alimentos de forma desigual
Tu microondas puede calentar o recalentar rápidamente los alimentos, ahorrándote mucho tiempo en comparación con otros métodos de cocción. Pero es importante que te asegures de que la comida se calienta por completo, porque el microondas puede crear puntos calientes y fríos desiguales. Remueve los alimentos al menos una vez mientras los cocinas en el microondas, y comprueba que estén bien calientes. Si vas a meter en el microondas alimentos envasados, sigue las instrucciones y déjalos reposar si así se indica; esto ayuda a que el calor se distribuya de forma más uniforme.
11. Poner comida caliente en el frigorífico
Poner comida caliente o tibia en el frigorífico elevará la temperatura interna del mismo y podría poner en riesgo de proliferación bacteriana todos los alimentos que contenga. Sin embargo, también es importante enfriar rápidamente los platos una vez cocinados. Para enfriar la comida más rápidamente, de modo que esté a una temperatura adecuada para guardarla en el frigorífico, divídela en porciones más pequeñas. También puedes extender alimentos como el arroz en una bandeja, o tapar cacerolas y trasladarlas a zonas más frías. La parte más fría del frigorífico debe estar por debajo de 5°.
10. Utilizar el mismo utensilio para la carne cruda y cocinada en la barbacoa
Cuando asas salchichas y hamburguesas en la barbacoa, es más fácil utilizar un juego de pinzas o la misma espátula. Sin embargo, si lo haces, corres el riesgo de propagar bacterias nocivas de las carnes y verduras crudas a las cocinadas. Consigue utensilios de dos colores distintos -uno para la comida cruda y otro para la cocinada- y un utensilio extra si vas a atender a alguien con necesidades dietéticas.
9. Descongelar alimentos en la encimera
Descongela los alimentos congelados lo antes posible para evitar intoxicaciones alimentarias, lo que significa no dejarlos fuera en la mesa de la cocina todo el día. Descongelar los alimentos en el frigorífico durante la noche es la mejor opción, ya que los mantiene fuera de la "zona de peligro" de las bacterias: entre 7 y 60°. Descongela también la carne en un plato o en un recipiente, para que los jugos no goteen sobre otros alimentos.
8. Comprar alimentos en envases rotos
Nunca compres alimentos cuyo envase o precinto estén rotos. Los alimentos podrían haberse contaminado durante el periodo de procesamiento o transporte, y por tanto tienen un mayor riesgo de intoxicación alimentaria. Si observas un producto dañado, informa al personal de la tienda para que puedan retirarlo de las estanterías.
7. Lavar la carne cruda
Lavar la carne cruda, como el pollo o el pavo, es un mito anticuado de la seguridad alimentaria. Enjuagar la carne salpicará de bacterias toda tu cocina, fregadero, paños y utensilios, y esto puede, a su vez, aumentar el riesgo de intoxicación alimentaria. En su lugar, se recomienda que sigas unas normas básicas de higiene alimentaria al preparar carnes como el pollo, y que las cocines bien para evitar la contaminación.
6. Recalentar el arroz
El arroz crudo puede contener esporas de la bacteria bacillus cereus, que puede sobrevivir cuando el arroz se cocina y luego se deja a temperatura ambiente, y desarrollarse en bacterias que causan vómitos y diarrea. Enfría siempre el arroz en menos de una hora, no guardes el arroz sobrante más de un día, asegúrate de que el arroz recalentado está bien caliente antes de consumirlo, y no lo recalientes nunca más de una vez.
5. Ser descuidado con los alérgenos
Manejar las alergias en la cocina puede ser complicado, sobre todo cuando intentas preparar comida para un invitado para el que normalmente no cocinas. Como ocurre con otras cuestiones de higiene en la cocina, se trata de evitar la contaminación cruzada. Además de comprobar cuidadosamente las etiquetas de los alimentos en busca de alérgenos, tendrás que mantener la zona de preparación de alimentos y los utensilios libres de los alérgenos en cuestión. Para evitar la contaminación cruzada, es posible que tengas que disponer de equipos de cocina independientes que nunca hayan estado en contacto con los alérgenos en cuestión.
4. Conservar carne o pescado crudos durante demasiado tiempo
No caigas en la tentación de conservar la carne y el pescado crudos durante demasiado tiempo. Lo ideal es cocinar o congelar las aves, el pescado y la carne picada frescos en los dos días siguientes a su compra. Mientras tanto, la ternera, el cerdo y el cordero pueden conservarse hasta cinco días en el frigorífico. Si abres y solo utilizas una parte del alimento, guárdalo correctamente y comprueba en la etiqueta cuándo debes consumirlo una vez abierto.
3. No lavarse las manos
Por simple que parezca, este es uno de los errores de higiene alimentaria más comunes. Las manos son un caldo de cultivo para las bacterias, por lo que se recomienda lavarlas con agua caliente y jabón durante al menos 20 segundos antes de preparar cualquier alimento para prevenir cualquier riesgo de enfermedad. También es esencial lavarse las manos antes y después de tocar carne, pescado o huevos crudos.
2. Utilizar la misma tabla de cortar y los mismos utensilios para las carnes crudas
Debes tener una tabla de cortar distinta para la carne cruda, a fin de reducir el riesgo de contaminación cruzada con otros alimentos. La carne cruda o poco hecha es una de las principales causas de intoxicación alimentaria, y tener tablas de cortar y cuchillos distintos para las verduras y la carne reducirá el riesgo. Como mínimo, asegúrate de limpiar muy bien la tabla de cortar y los cuchillos después de que toquen carne cruda.
1. Comer carne poco hecha
Invierte en un termómetro digital para alimentos, y nunca volverás a preocuparte por la cocción insuficiente (o excesiva) de la carne. La carne de vacuno, cerdo, cordero y ternera debe tener una temperatura interna mínima de 62°, mientras que las carnes picadas deben cocinarse a una temperatura interna de 72°. El pollo, por su parte, debe cocinarse hasta que alcance 74°.
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Última actualización por Laura Ellis.
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