31 comidas europeas tan EXTRAÑAS qué es difícil creer que se comen: La peor de todas es española
Delicias extrañas pero maravillosas
Para gustos, colores. En toda Europa, cada país tiene sus propios platos tradicionales y comidas favoritas que los nativos considerarían bastante corrientes, pero que los forasteros podrían considerar extrañas. Pero que algo parezca o suene raro no significa que sepa mal.
Para demostrarlo, hemos reunido algunas de las comidas más extrañas, pero sorprendentemente deliciosas de Europa. ¿Cuántas probarías?
Haz clic o desplázate por nuestra galería para descubrir algunas de las comidas más raras, pero sabrosas de Europa, hasta llegar a la más extraña de todas.
Nuestra selección y clasificación se basan en la popularidad y reputación de cada alimento tanto en su país respectivo como fuera de él, así como en las opiniones de nuestro equipo de expertos. Esta lista es inevitablemente subjetiva.
Adaptado al español por Alba Mora Antoja, Redactora en Español para loveFOOD.
31. Verhackert, Austria
A primera vista, el verhackert se parece mucho a muchos otros alimentos untables de carne o patés. Sin embargo, lo que distingue a esta mezcla de speck (pata de cerdo curada y ahumada) y ajo picado es la adición de aceite de semillas de calabaza, que le da un fuerte sabor a nuez. La pasta para untar es originaria de la región austriaca de Estiria. ¿Cuál es la mejor manera de disfrutarlo? Untada en un trozo de pan rústico.
30. Kappeler Milchsuppe, Suiza
¿Probarías pan mojado en una sopa a base de leche? ¿Y si esa sopa pudiera detener una guerra? Según la leyenda, eso es exactamente lo que la Kappeler Milchsuppe (“sopa de leche de Kappel”) consiguió hacer en 1529, cuando se dice que los ejércitos de Zúrich y Zug acordaron una tregua con tazones calientes de esta delicia láctea.
Además de haber llevado la paz a Suiza (durante un tiempo), esta sopa es realmente sabrosa. La leche y el caldo de ternera se aromatizan con cebolla, ajo, semillas de alcaravea y nuez moscada, y el pan sobrante se cuece en la sopa para absorber esos increíbles sabores. Cubierta con queso, perejil y cebollino, es un abrazo hecho sopa.
29. Risotto negro, varios lugares
El ingrediente de moda en los restaurantes, la tinta de calamar, no es nada nuevo en Italia, Croacia, Montenegro y Bosnia-Herzegovina. En estos países, la tinta de calamar o de sepia se utiliza a menudo para colorear el risotto, dándole un aspecto lúgubre que puede que no te haga rugir el estómago. Pero el sabor ligeramente salobre de la tinta confiere al cremoso plato de arroz con marisco el sabor del mar, haciéndolo sorprendentemente brillante y fresco. Pero ten cuidado: te dejará los dientes negros.
28. Laverbread, Reino Unido
El laverbread es un plato típico galés que consiste en algas marinas cocidas lentamente para formar una pasta que puede no parecer asombrosa. Sin embargo, tiene un sabor que se ha comparado con el de las aceitunas y el caviar. Su sabor salado hace que combine excelentemente con toda una serie de alimentos. Cualquier galés te dirá que es un elemento esencial de un desayuno galés completo (junto con berberechos, salchichas, beicon, huevos y otros). Repleta de vitaminas y minerales, también tiene excelentes beneficios para la salud.
27. Meggyleves, Hungría
Las cerezas ácidas, no las dulces, son la clave de esta sopa húngara. Debido a su naturaleza afrutada, podría parecer un postre. Sin embargo, como las cerezas ácidas se combinan con nata agria, es mejor tomarla como entrante salado. Se sirve durante todo el verano, en cuanto las cerezas entran en temporada. Es un plato refrescante y cremoso que gusta no solo en Hungría, sino también en otros países como Austria, Polonia y Eslovaquia.
26. Beuschel, Austria
El Beuschel austriaco demuestra que un plato no tiene por qué ser fotogénico para estar lleno de sabor. La salsa de carne, que a menudo se compara con el ragù italiano, es celestial cuando se sirve con albóndigas tradicionales, perfectas para absorber hasta la última gota. Se elabora con despojos, normalmente corazón y pulmones de ternera, pero no lo sabrías al verlo. Antes de servirlo, este plato típicamente vienés se remata con un chorrito de nata para darle una consistencia maravillosamente sedosa.
25. Queso de cabeza, varios lugares
Quizá lo más desconcertante del queso de cabeza sea su nombre. Si puedes mirar más allá de eso, encontrarás un plato de carne en gelatina, no muy distinto de una terrina o un pastel de carne. Se hace con la carne de la cabeza de un cerdo o de una vaca, aprovechando todos los restos que de otro modo podrían desperdiciarse. Piensa en el queso de cabeza como un paté y úntalo generosamente en pan o galletas saladas para disfrutar de un tentempié carnoso y ligeramente condimentado con cientos de años de historia en toda Europa.
24. Żurek, Polonia
Esta delicia polaca se elabora con harina de centeno fermentada, lo que le da un fuerte sabor umami. Se sirve de distintas formas en toda Polonia, como con salchicha kielbasa ahumada, huevos cocidos o puré de patatas. A veces también se sirve en un cuenco de pan, que se puede tomar junto con la sopa. Tradicionalmente se come en Pascua, pero también sería una comida reconfortante y saciante en cualquier otra época del año.
23. Smörgåstårta, Suecia
Aunque algunos alimentos suecos hacen honor a su polarizadora reputación, otros no son tan malos como parecen o suenan. Smörgåstårta, que significa "tarta sándwich", pertenece sin duda a esta última categoría. En este pastel salado se apilan capas de pan y rellenos de sándwich como si fuera el centro de mesa de un cumpleaños. A menudo viene cubierto con una mezcla de queso crema, mayonesa y nata agria. Los rellenos y decoraciones pueden incluir gambas, pepino o salmón, o adiciones más modernas como aguacate.
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22. Percebes, Portugal y España
Los percebes son ciertamente interesantes a la vista, con su forma alargada y sus cabezas de aspecto extraterrestre. Curiosamente, se creía que de ellos procedían los percebes, pero hoy en día son simplemente un sabroso aperitivo tanto en España como en Portugal. Se sirven calientes y se comen sacando el interior de la carcasa escamosa y retirando la pinza. A menudo se dice que saben a mar. Los percebes son notoriamente difíciles de recolectar en lugares costeros peligrosos, donde se agarran a las paredes rocosas, lo que los convierte en un plato muy apreciado.
21. Morcilla, varios lugares
Desde el boudin noir francés y la morcilla española hasta el bahur búlgaro y la kaszanka polaca, la gente de todo el continente lleva siglos dando un buen uso a la sangre animal, creando deliciosos embutidos en un esfuerzo por evitar el desperdicio. En el Reino Unido, la morcilla es parte esencial de un desayuno frito, mientras que en Austria se fríe con cebollas y patatas para hacer el reconfortante plato Blunzengröstl.
20. Tostadas Hawái, Alemania
A los aficionados a la pizza hawaiana les encantará esta versión alemana de la clásica combinación de jamón y piña. Para hacerla, se cubre el pan con una loncha de jamón, un aro de piña enlatada y una capa de queso, y se tuesta todo hasta que se derrita y burbujee. Por último, se corona con una cereza o una cucharada de mermelada para darle un dulzor extra. Quizás sorprendentemente, la Tostada Hawái es anterior a la infame pizza. Se originó en los años cincuenta, una década antes de que se inventara la pizza hawaiana en Canadá.
19. Escargots à la Bourguignonne, Francia
Aunque también son típicos en la cocina española, la reputación se la lleva Francia. En el país vecino, los caracoles también son habituales. Servidos con una generosa ración de mantequilla de ajo, los caracoles son un aperitivo deliciosamente tierno que convencerá incluso a los más escépticos. Es como comer marisco que vive en tierra.
18. Haggis, Reino Unido
El haggis, uno de los inventos más famosos de Escocia, está profundamente arraigado en la identidad y la historia culinaria escocesas. Todo empieza con el revestimiento del estómago de una oveja, en el que se introducen despojos, avena, sebo y muchos condimentos. Tradicionalmente servido con neeps and tatties (colinabo y patatas), no es bonito, pero tiene un maravilloso sabor a tierra y una textura suave gracias a la avena.
El haggis es tan apreciado en Escocia que tiene su propio poema, el "Discurso al Haggis" de Robert Burns, que se recita a menudo en las cenas de Burns que celebran la vida y obra del poeta.
17. Smalec, Polonia
Las grasas son fantásticas para untar, ya que aportan un sabor concentrado y a veces también sirven de base para otros condimentos. En Polonia, muchos eligen el smalec para untar, que mezcla grasa de cerdo con cebolla, ajo, manzana y trozos gruesos de tocino, además de condimentos como sal, pimienta y mejorana. Esta sustanciosa pasta para untar se sirve a menudo con pan en los restaurantes. Se puede untar tal cual, pero está en su punto cuando se cubre con pepinillos y cebollas.
16. Rybí polévka, Chequia
En Navidad, la rybí polévka, sopa de carpa, es el plato estrella en Chequia. Todas las partes del pescado entran de alguna manera en la sopa: la cabeza, la cola y las espinas se utilizan para hacer un caldo y las vísceras añaden sabor. Los despojos son especialmente apreciados, y entran todos, incluidas las huevas o mijo (el órgano reproductor masculino). Luego se cuelan los huesos, pero todo lo demás se trocea y se vuelve a echar en el caldo. La sopa, rica y espesa, se sirve tradicionalmente con albóndigas mullidas hechas con pan rallado y perejil.
15. Kokoretski, Grecia
No dejes que los ingredientes del kokoretski te desanimen a probarlo. Los despojos de cabra o cordero, que se envuelven en grasa de vaca y se asan lentamente en un asador, se sazonan con zumo de limón, aceite de oliva, sal y pimienta, y se cocinan al carbón para darles un sabor ahumado. Con los despojos cortados en trozos pequeños, los que suelen rehuirlos pueden sentirse tentados a probarlos. Un exterior crujiente y un interior suave y sabroso harán que te acabes el plato en cuanto le des el primer bocado.
14. Salmiakki, Finlandia
El regaliz ya es un sabor divisivo. Si añades sal a la ecuación, aún más gente lo rechazará. Sin embargo, en Finlandia, el salmiakki, extremadamente salado, es nada menos que un icono nacional, disponible en quioscos especiales con cientos de tipos. Aunque su sabor amargo no es para todo el mundo, los que lo adoran no se sacian, e incluso lo disfrutan recubierto de más sal. En Finlandia, también son populares muchos alimentos con sabor a salmiakki, desde chocolate y dulce de azúcar hasta helado.
13. Hackepeter, Alemania
Cuando un plato no despierta inmediatamente el apetito, solo hay una cosa que hacer: convertirlo en un simpático diseño animal. Al menos, esa es la idea con el Hackepeter, un plato de carne picada de cerdo cruda al que se suele dar forma de erizo y espinas de cebolla. Los platos de carne cruda no son exclusivos de Alemania (el carpaccio de ternera y el tartar de ternera son otros dos ejemplos). Sin embargo, a aquellos a los que les gusta el Hackepeter reconocen algo especial en la comida retro, y la alaban por su textura suave y su sabor carnoso y profundamente sabroso.
12. Tuétano asado, Reino Unido
Cuando el restaurante londinense St. John incluyó el tuétano de ternera asado en su menú en 1994, inició una tendencia que continuaría durante las siguientes décadas. Pero comer tuétano no es nada nuevo. Se cree que incluso los primeros carroñeros humanos podían disfrutar de él. Aunque ver un hueso cortado en dos en un plato puede provocar sensaciones extrañas, lo que se come es la médula ósea blanda y carnosa del centro. Cuando te lo sirvan, solo tienes que sacar el tuétano y untarlo en una tostada para obtener una intensa explosión de delicioso sabor.
11. Salo, Ucrania
De la grasa procede gran parte del sabor de la carne, así que es lógico que la grasa por sí sola sea deliciosa. El salo se elabora curando la grasa de cerdo en sal, y se sirve cortado en rodajas y cubierto de ajo, cebolla y pepinillos. Este manjar ucraniano, que también se disfruta en otros países de Europa del Este, tiene cierto estatus de culto, con dos festivales anuales que celebran el amor de la nación por él. Es salado, blando y a veces ahumado, e incluso puede comerse como postre si se cubre con chocolate.
10. Shkembe chorba, Bulgaria
En invierno en Bulgaria se come la sopa shkembe chorba, procedente del estómago de una vaca. Para hacerla, los callos se hierven hasta que están totalmente tiernos, y luego se añaden a un caldo aromatizado con pimentón picante y guindilla. Se sirve con una salsa ácida de vinagre y ajo, y el resultado es un sabor complejo que te hará volver a mojar la cuchara. Algunos búlgaros lo utilizan como cura para la resaca.
9. Lutefisk, Noruega
Toma un poco de stockfish (pescado secado al aire, como el bacalao), remójalo en agua, luego en lejía y finalmente en agua otra vez, y obtendrás el lutefisk, un plato tradicional noruego con una consistencia inusual, algo gelatinosa. La textura puede resultar difícil para los recién llegados, y a muchos noruegos ni siquiera les gusta, pero tiene un sabor suave que le ha hecho ganar muchos adeptos.
En algunas partes de Noruega, el lutefisk se come en Navidad. Sin embargo, a quien no le guste no se le deja de lado, pues la mayoría de la gente está de acuerdo en que las guarniciones (patatas, tocino y puré de guisantes) son lo que realmente hace que la comida sea memorable.
8. Pasta con semillas de amapola, Hungría
Las semillas de amapola son un ingrediente muy popular en toda Europa Central, donde se utilizan tanto en platos dulces como salados. Podrías pensar que la pasta con semillas de amapola entra en esta última categoría, pero en realidad es un postre preparado con pasta, mantequilla, semillas de amapola y azúcar. La combinación parece un poco extraña para los no iniciados, pero realmente funciona, y es fácil de hacer en casa. La pasta blanda adquiere el dulzor del azúcar y el sabor a nuez de las semillas de amapola, y el resultado es una comida reconfortante que gustará a casi todo el mundo.
7. Crubeens, Irlanda
Las crubeens, un plato tradicional muy popular en Irlanda, son manitas de cerdo deshuesadas, hervidas y a menudo fritas (o terminadas en el horno) para conseguir un exterior crujiente. Quizá no suene apetitoso a primera vista, pero la carne tierna y la piel crujiente las convierten en un aperitivo de bar y comida callejera de primera. Una forma fantástica de asegurarse de que no se desperdicia ninguna parte del animal, las crubeens siguen apareciendo en los menús de los restaurantes y en los gastropubs de toda Irlanda, a menudo servidas junto con col o con pan de soda.
6. Creier pane, Rumanía
Echa un vistazo al creier pane en un plato, y probablemente no adivinarías lo que hay dentro. La crujiente capa empanada esconde una ración de sesos, normalmente de cerdo, pero a veces de vaca o cordero. Por supuesto, si hablas rumano, no te sorprenderá: creier pane significa literalmente "cerebro empanado".
Los que se atrevan a probarlo no se arrepentirán. Los sesos se hierven o cuecen al vapor hasta que están tiernos antes de empanarlos y freírlos, lo que da como resultado una textura delicada por dentro y un ligero crujido por fuera.
5. Cabidela, Portugal
La cabidela portuguesa parece como cualquier otro plato de pollo y arroz, hasta que llegas a la sangre. La peculiaridad de este manjar es que la sangre del pollo se añade al final de la cocción, junto con el vinagre. ¿El resultado? Un sabor suave y rico que el arroz y el pollo absorben a la perfección. La cabidela solo requiere unos pocos ingredientes sencillos, por lo que es más fácil de lo que crees recrearla en casa. Hoy en día, la sangre de ave es un poco más difícil de conseguir que antes, por lo que a menudo se utiliza sangre de cerdo en su lugar.
4. Ancas de rana, Francia
Probablemente uno de los platos franceses más famosos (junto con los caracoles), las ancas de rana son un manjar que todo el mundo debería probar una vez. Tienen un sabor suave que a menudo se compara con el pollo, y combinan perfectamente con los condimentos clásicos franceses: limón, ajo y perejil. Se fríen en mantequilla clarificada hasta que se doran, y pueden servirse con patatas y tomates aparte. Ten cuidado con cualquier movimiento posterior a la cocción: el calor puede hacer que las patas se retuerzan.
3. Erizos de mar, varios lugares
Para los no iniciados, los erizos de mar no parecen comida, sino algo que podría querer pegarse a ti (y posiblemente chuparte la sangre). Sin embargo, en España, Francia y otros países mediterráneos se consideran un manjar. Pueden comerse crudas o utilizarse para aromatizar otros platos con su cremosidad, ligero dulzor y sabor a mar. Sacadas de sus conchas espinosas, están deliciosas aliñadas con zumo de limón y mantequilla.
2. Veriohukainen o blodplättar, Finlandia y Suecia
Las morcillas son bastante corrientes, pero no se puede decir lo mismo de las tortitas de sangre. Pueden sonar extrañas, pero las densas y oscuras veriohukainen finlandesas (llamadas blodplättar en sueco) son casi como una versión más fina y crujiente de una morcilla. Pueden hacerse con sangre de vaca, cerdo o incluso reno, que se mezcla con harina, agua y a veces huevo, y luego se fríe como cualquier otra tortita. Servidas con mantequilla o arándanos rojos, son un desayuno abundante, lleno de hierro y minerales.
1. Criadillas, España
Incluso a los amantes más ardientes de los despojos puede que les repugne la idea de las criadillas, o testículos de animal. A menudo empanados y fritos, enteros o en rodajas, esta inusual parte de la anatomía animal se sirve a veces como tapa en España. Puede que a los aprensivos no les guste la idea de comer criadillas (que pueden proceder de varios animales, como toros y cerdos), pero los que las adoran dicen que tienen un sabor suave y una consistencia blanda, casi como las vieiras.
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