17 alimentos cotidianos que cocinas MAL: Descubre la forma correcta
Perfecciona tus técnicas
Cocinar puede ser relajante y gratificante, o increíblemente frustrante. A pesar de tus mejores esfuerzos, a veces el pollo queda chicloso, el pastel seco y el puré de papas con grumos. Para ayudarte a que tus platos salgan siempre bien, hemos clasificado los errores de cocina más comunes con una cuenta regresiva hasta llegar al que más comete la gente. Sigue leyendo para descubrir las formas incorrectas (y correctas) de preparar tus comidas favoritas.
Haz clic o desplázate por nuestra galería para descubrir los alimentos cotidianos que no sabías que cocinabas mal, con la cuenta regresiva hasta el más común de todos ellos.
Adaptado al español por Ana Sabin Paz, redactora en español para loveFOOD.
17. Filete: la forma incorrecta
Si salas el filete justo antes de echarlo a la sartén, estás perdiendo una gran oportunidad de potenciar su sabor y textura. Salar la carne al menos una hora antes de cocinarla permite que el condimento se distribuya uniformemente por toda la carne, en lugar de quedarse simplemente en la superficie. Y lo que es mejor, crea ternura al aumentar el nivel de humedad del filete.
17. Filete: la forma correcta
Para conseguir el color perfecto, asegúrate de que la sartén esté bien caliente antes de añadir el filete. Cuando esté cocinado a tu gusto, déjalo reposar bien. Si cortas un filete sin reposar, puedes despedirte de la ternura y la humedad de la carne; los jugos se escurrirán directamente al plato, lo que dejará el filete seco y chicloso. Una buena guía es dejar reposar la carne al menos el mismo tiempo que tardó en cocinarse. Si vas a cortar en tiras un filete grande para compartir antes de servirlo, hazlo en sentido transversal a la veta de la carne en lugar de con ella, ya que así te asegurarás de que se mantenga suculento.
16. Macarrones con queso: la forma incorrecta
Un error común a la hora de cocinar macarrones con queso —o con cualquier pasta al horno— es cocer demasiado la pasta al principio. La pasta debe sacarse del agua hirviendo cuando aún esté al dente. Recuerda que se volverá a cocer cuando se combine con la salsa y se hornee, y, por tanto, se ablandará aún más. Si cueces completamente los macarrones antes de que se junten con el queso, el plato terminado quedará blando y un poco triste.
16. Macarrones con queso: la forma correcta
Crear una salsa de queso suave como la seda es esencial para unos macarrones con queso perfectos. La base es una salsa bechamel, hecha con harina, leche y mantequilla. (Consejo: dora la mantequilla antes de añadir la harina para que la salsa esté aún más sabrosa). Una vez mezclada la harina para crear un roux, tuéstala en la sartén unos minutos antes de añadir la leche; así eliminarás el sabor a harina cruda. Vierte la leche poco a poco, batiendo enérgicamente después de cada adición para asegurarte de que no se formen grumos. ¿Quieres darle un toque extra a tu plato? Añade salsa Worcestershire y mostaza a la salsa.
15. Pizza: la forma incorrecta
La pizza casera puede resultar chiclosa y decepcionante, nada que ver con las deliciosas y crujientes pizzas de los restaurantes italianos. Esto suele deberse a que los hornos domésticos no se calientan lo suficiente para cocinar bien las bases de pizza. ¿La solución? Evita cocinar la base, la salsa y los ingredientes de una sola vez. El truco consiste en cocinar brevemente la base sola, sin nada encima. Tras unos minutos de cocción crujiente, añade la salsa de tomate y tus ingredientes favoritos, y vuelve a meter la pizza en el horno para terminarla.
15. Pizza: la forma correcta
Los ingredientes son importantes. Utiliza mozzarella dura, en lugar de la versión blanda que viene almacenada en agua; esta última cubrirá la pizza de líquido al derretirse, por lo que quedará empapada. Para la salsa de la pizza, utiliza pasta de tomate de buena calidad, sazonada con sal. Si haces una salsa cocida, perderás el sabor a tomate fresco. Por último, considera la posibilidad de añadir algunos ingredientes solo cuando la pizza esté cocida. De este modo, se fundirán suavemente en la pizza, y no se quemarán ni quedarán demasiado salados.
14. Verduras verdes: la forma incorrecta
Cuando se cocinan demasiado, se resienten el sabor, la textura, el color e incluso el contenido nutricional de verduras verdes como el brócoli, los espárragos y los ejotes. Escalda estas verduras en agua hirviendo con sal hasta que estén cocidas, pero conserven algo de sabor, y ponlas inmediatamente en un escurridor bajo el grifo de agua fría. Esto detendrá el proceso de cocción y hará que conserven su sabor y vitalidad.
14. Verduras verdes: la forma correcta
Una vez escaldadas y frías, las verduras pueden guardarse en el refrigerador, listas para usar. Puedes prepararlas al estilo mediterráneo (alentándolas en una sartén con aceite de oliva, ajo y guindilla) o incluso combinarlas con salsa de soja o de ostras, aceite de sésamo y jengibre para obtener una guarnición contundente al estilo asiático.
13. Cascar huevos: la forma incorrecta
Todos sabemos que hay más de una forma de cascar un huevo, pero la mayoría nos conformamos con la clásica: golpear la cáscara contra el borde de un cuenco o sartén. Es sencillo y funciona (casi) siempre. Entonces, ¿por qué molestarse en cambiar una técnica probada? Bueno, hay dos razones. Una, es más probable que acabes cocinando con cáscaras de huevo. Y dos, las bacterias de la cáscara de huevo podrían contaminar tu comida. Por suerte, existe una forma mejor de hacerlo.
¿Te gusta? Haz clic en el botón "Seguir" de arriba para ver más historias fantásticas de loveFOOD
13. Cascar huevos: la forma correcta
La forma "correcta" de cascar un huevo es no utilizar el borde de un cuenco, sino una superficie dura y plana. Simplemente, golpea el huevo contra la encimera hasta que la cáscara empiece a romperse. Ahora puedes abrirlo fácilmente sin preocuparte de que los trozos de cáscara entren en contacto con la comida. Lo único que hay que evitar es golpear el huevo con demasiada fuerza para que se rompa del todo, lo que te dejaría un huevo desperdiciado y la encimera de la cocina sucia.
12. Pasta: la forma incorrecta
Si no sazonas correctamente el agua de cocción, la pasta tendrá un sabor insípido. La mayoría de la pasta tiene poca o nada de sal, así que tendrás que añadirle una buena cantidad a la olla. En Italia dicen que el agua de la pasta debe saber a mar Mediterráneo. De todos modos, la mayor parte acabará en el fregadero cuando escurras la pasta: tus farfalle o fettuccini absorberán toda la que necesiten para estar bien sazonados. Por otra parte, añadir aceite al agua es inútil, ya que hará que la pasta resbale e impedirá que la salsa se adhiera a ella.
12. Pasta: la forma correcta
Asegúrate de pasar la pasta del agua de cocción a la olla de la salsa antes de servirla, en lugar de emplatarla y echar la salsa por encima. Mezcla y remueve todo en la sartén durante uno o dos minutos, para que la pasta tenga tiempo suficiente de impregnarse de la salsa. Si añades un poco de agua de la pasta, el plato quedará mejor, ya que el almidón hará que la salsa quede brillante y sedosa.
11. Curry indio: la forma incorrecta
Si no atemperas las especias, es probable que tu madras o korma casero sea un poco decepcionante. El atemperado (el proceso de freír especias enteras o molidas en grasa de cocina antes de añadir cualquier otro ingrediente) saca la esencia de las especias e infunde el aceite, lo que proporciona una base sabrosa. Las especias no templadas pueden producir un sabor plano y amargo, por lo que añadir el comino o el cilantro directamente a un curry a medio cocinar no es una buena idea.
11. Curry indio: la forma correcta
Aunque no siempre es fácil de encontrar, el ghee (una mantequilla clarificada de uso común en la cocina india) es la grasa por excelencia para utilizar en tu curry. Aunque puedes utilizar un aceite neutro (vegetal, de girasol o de oliva suave), el ghee es lo mejor, ya que tiene un sabor rico y característico que llevará tu curry al siguiente nivel. Para hacer la base de un sabroso curry, atempera las especias en ghee derretido antes de ablandar la cebolla, el ajo y el jengibre en la mezcla.
10. Pasteles: la forma incorrecta
La repostería puede ser un verdadero campo minado, y una mezcla de pastel partida es una de las muchas formas en que puedes tropezar; por mucho que batas la mezcla, esos grumos no desaparecerán. Esto suele deberse a que los ingredientes están a temperaturas diferentes, por lo que no emulsionan ni se unen. Una mezcla partida afectará a la textura de tu pastel, así que asegúrate de que ingredientes como la mantequilla, la leche y los huevos están a temperatura ambiente antes de empezar.
10. Pasteles: la forma correcta
Todos sabemos que hay que introducir una brocheta en un bizcocho cocido y comprobar que sale limpia, pero los pasteles se cocinan demasiado rápido y se secan, así que compruébalo con frecuencia. Un buen consejo es sacar el bizcocho del horno cuando aún queden una o dos migas adheridas a la brocheta; el bizcocho seguirá cocinándose mientras se enfría, así que sacarlo en ese momento significa que tendrás el nivel de humedad perfecto.
9. Crumble de frutas: la forma incorrecta
La cobertura de crumble suele hacerse con mantequilla, harina y azúcar, que se mezclan con los dedos o con un robot de cocina. Sin embargo, si la mezcla es demasiado fina, acabarás perdiendo esos deliciosos trocitos crujientes, así que no tengas miedo de dejar algunos trozos grandes. Una mezcla de crumble muy fina también absorberá demasiada fruta y su jugo, por lo que puedes acabar con un postre empapado.
9. Crumble de frutas: la forma correcta
Añade un poco de avena e incluso nueces a tu cobertura de crumble para darle una buena variedad de texturas. Elige también sabiamente la fruta de tu postre. Los mejores crumbles se hacen con frutas ácidas, ya que equilibran perfectamente la cobertura rica y mantecosa. Piensa en ciruelas, ruibarbo, manzanas, moras o grosellas.
8. Filetes de pescado: la forma incorrecta
Cuando se trata de freír pescado en la sartén, un error frecuente es no dejar que el aceite se caliente bien antes de ponerlos a cocinar. La piel del pescado se pegará a la sartén cuando intentes darle la vuelta, lo que romperá los delicados filetes. Asegurarse primero de que el aceite está caliente no solo evitará que se pegue, sino que también ayudará a crear una piel deliciosa y crujiente.
8. Filetes de pescado: la forma correcta
Para freír pescado a la perfección, empieza siempre cocinándolo con la piel hacia abajo. Cuando la piel toca la sartén por primera vez, puede tensarse y enrollarse, arruinando la forma del filete y, con ello, tus posibilidades de conseguir una piel bien crujiente. La solución es marcar tres o cuatro líneas diagonales en la piel con un cuchillo afilado antes de freír. Así se mantendrá plana en la sartén.
7. Puré de papas: la forma incorrecta
Los pisapurés son obviamente la mejor herramienta para esta tarea, ¿verdad? En realidad, no. Los pisapurés deben ser tu último recurso, ya que si los usas con las papas, puedes obtener una mezcla demasiado trabajada con una consistencia pegajosa, y tampoco son muy buenos para eliminar todos los grumos. En cambio, con un escurridor de papas se obtienen resultados perfectos y se trabaja menos. Si no tienes un escurridor, pasa las papas cocidas por un colador fino con una espátula. Cualquiera de estos métodos creará un resultado más esponjoso y suave.
7. Puré de papas: la forma correcta
La forma de cocinar las papas es importante. Ponlas en agua fría y luego súbeles la temperatura. De este modo, las papas se cocinarán más uniformemente, lo que dará como resultado un puré perfectamente homogéneo. Asegúrate también de salar bien el agua de cocción: impregnará las papas mientras se cocinan, y las dejará más sabrosas. Mejor aún, cocina las papas en caldo en vez de en agua. Al fin y al cabo, nadie quiere un puré insípido.
6. Risotto: la forma incorrecta
No hay nada peor que un risotto seco y empalagoso. En el mejor de los casos, el risotto debe tener mucha salsa y extenderse para llenar el plato, en lugar de quedarse como un bulto sólido. El risotto suele retirarse del fuego antes de añadir un poco de mantequilla y queso al final. Recuerda que esto espesará la mezcla, mientras que el arroz seguirá cocinándose fuera del fuego, lo que reafirmará aún más el plato. Así que, para asegurarte de que tu risotto tenga la consistencia perfecta, retíralo del fuego cuando aún esté bastante suelto y salseado.
6. Risotto: la forma correcta
Lo normal es sofreír la cebolla antes de añadir el arroz, seguido del caldo. Puedes llevar el risotto a un nivel superior asegurándote de que el arroz se tueste en la sartén durante unos minutos con la cebolla y el aceite (antes de introducir los líquidos). Esto sella y compacta los granos, lo que significa que conservarán su mordiente y no se romperán al cocinarse. Además, no te olvides de mantener caliente el caldo: hará que todo el proceso sea mucho más rápido.
5. Pollo asado: la forma incorrecta
Cocinar de más un pollo es fácil. ¿La solución? Invierte en una sonda de temperatura de la carne. En el momento en que la carne supere cierta temperatura interna, empezará a perder humedad, así que compruébalo con la sonda para saber cuándo sacar el pollo del horno. Si prefieres un enfoque más tradicional, sabrás que está perfectamente cocinado cuando la parte superior de las patas empiece a despegarse y soltarse suavemente del cuerpo.
5. Pollo asado: la forma correcta
Al principio, tendrás que cocinar el pollo en un horno caliente para crear esa piel dorada que a todos nos encanta, pero una vez que tenga un buen color, enfría las cosas a una temperatura media/baja. La carne se relajará y perderá menos humedad cuando se cocine a fuego más bajo, lo que significa que la carne quedará mucho más jugosa y tierna. Al igual que con el filete, también debes asegurarte de salar el pollo al menos una hora antes para obtener el máximo sabor.
4. Gambas: la forma incorrecta
En primer lugar, si cocinas con gambas precocidas, se pondrán duras muy rápido. En su lugar, elige gambas crudas, que se mantendrán tiernas durante más tiempo al saltearlas o añadirlas a salsas y currys. Las gambas crudas son grises, a diferencia de las rosadas listas para comer que dominan las estanterías de los supermercados. ¿Piensas freír las gambas en la sartén? Calienta primero la sartén y el aceite, y fríelas por tandas en vez de freírlas todas de una vez. Si se llena demasiado, la temperatura de la sartén bajará, con lo que las gambas empezarán a soltar humedad y a hervirse en su propio líquido.
4. Gambas: la forma correcta
Asegúrate de retirar el tracto intestinal de los langostinos crudos antes de cocinarlos. Esta vena negra recorre la parte posterior del langostino desde la cabeza hasta la cola; si se deja dentro, puede desprender un sabor desagradable. Haz un corte poco profundo a lo largo de la parte posterior de cada gamba para exponer el tracto, y luego simplemente sácalo. El mejor consejo: saltea las gambas con ajo y guindilla, y luego desglasa la sartén. El líquido absorberá los deliciosos sabores del marisco y creará una salsa exquisita.
3. Papas asadas: la forma incorrecta
Es esencial escaldar primero las papas para que queden crujientes, pero con demasiada frecuencia se meten en el horno nada más escurrirlas. El agua es enemiga de lo crujiente, así que es mejor dejarlas en una bandeja sobre una superficie de cocina (o mejor aún, en el refrigerador) para que se sequen un rato. Al enfriarse las papas, gran parte del agua recogida durante el proceso de ebullición saldrá en forma de vapor. Una vez frías y secas, estarán listas para desarrollar ese crujiente perfecto.
3. Papas asadas: la forma correcta
Antes de meter las papas en el horno, calienta un poco de aceite en una bandeja de horno hasta que esté bien caliente. De este modo, al meterlas, empezarán a crujir inmediatamente. El tipo de aceite que utilices también es importante. Usa aceite de maní o de girasol en lugar de aceite de oliva: su punto de combustión es más alto, lo que significa que pueden alcanzar temperaturas mucho más altas, lo que crea las mejores condiciones de cocción para unas papas asadas crujientes.
2. Huevos escalfados: la forma incorrecta
Sea cual sea la técnica que utilices para escalfar huevos, ya estás condenado al fracaso si no utilizas huevos frescos. Los huevos frescos se endurecen en el agua hirviendo mucho más rápido, lo que significa que las claras no se dispersarán en trocitos al escalfarse. También te has perdido un truco si en el proceso de escalfado no añades un chorrito de vinagre al agua de cocción, ya que esto ayudará a mantener el huevo unido mientras se cocina.
2. Huevos escalfados: la forma correcta
Casca los huevos en moldes antes de añadirlos al agua hirviendo, en lugar de escalfarlos directamente de la cáscara. De este modo, los huevos entrarán en el líquido de escalfado más rápidamente y de una sola vez, lo que dará como resultado una forma de huevo escalfado más redonda y compacta. Otro buen consejo es crear un vórtice en el agua removiéndola con un movimiento circular justo antes de añadir el huevo.
1. Tocino: la forma incorrecta
Todos hemos sido víctimas de torreznos blandos, con la grasa empapada que caía por los bordes de nuestros bocadillos de desayuno, y todo ello después de pasar cinco minutos friendo el tocino en aceite caliente y humeante que te salpica el brazo. Asarlo puede ser igual de frustrante, e igual de sucio. Entonces, ¿cuál es la solución?
1. Tocino: la forma correcta
El horno ha sido siempre tristemente ignorado a la hora de cocinar tocino. Coloca las rodajas en una bandeja de horno y mételas en el horno precalentado a 190°C (375°F) durante 22-25 minutos para lograr un tocino brillante. El horno permite que se cocine uniformemente, conservando su forma y que la grasa quede crujiente. Además, la limpieza posterior es mucho más fácil. Solo tienes que acordarte de escurrirlo en papel de cocina inmediatamente después de sacarlo del horno.
¿Te ha gustado? Haz clic en el botón "Seguir" para ver más historias de loveFOOD.
Comments
Be the first to comment
Do you want to comment on this article? You need to be signed in for this feature