Del peor al mejor de todos: 55 platos retro que fueron MUY populares ¿Los recuerdas?
¿De nuevo en el menú?
¿Echas de menos los platos de tu infancia? ¿Tus abuelos hablaban siempre de los manjares que se comían de pequeños? Muchos platos que antes eran los más populares del menú han pasado de moda o simplemente han quedado en el olvido. Algunos quizá sea mejor dejarlos en el pasado, pero hay otros que, en nuestra opinión, merecen una segunda oportunidad. Ten en cuenta que los platos que te mostramos a continuación no eran necesariamente populares en España o América Latina, pero sí se consumían con frecuencia en lugares como Estados Unidos, Reino Unido y, a veces también, en España.
Aquí tienes los platos retro que queremos que vuelvan. Haz clic o desplázate por nuestra galería para descubrir las comidas de la vieja escuela que creemos que deberían volver a estar de moda.
Adaptado al español por Alba Mora Antoja, Redactora en Español para loveFOOD.
55. Pastel Battenberg
Pocas cosas evocan tanta nostalgia a los británicos como una porción de pastel Battenberg. Se dice que fue creado para celebrar el matrimonio en 1884 del príncipe Luis de Battenberg y la princesa Victoria. Este emblemático dulce consiste en un sencillo bizcocho con secciones a cuadros de colores, todo ello envuelto en una delicada capa de mazapán. Es el acompañamiento perfecto para el tradicional té de la tarde.
54. Albóndigas de puercoespín
No te preocupes: ningún puercoespín ha sufrido daños durante la elaboración de este plato. Se llama así porque las albóndigas están salpicadas de arroz de grano largo, lo que le da al plato su aspecto y sabor característicos. La receta es producto de su época, principios del siglo XX, cuando la gente tenía que encontrar formas creativas de aprovechar mejor la carne. Creemos que estas albóndigas con salsa están listas para ser redescubiertas en restaurantes y hogares de todo el mundo.
53. Hígado encebollado
Si creciste a mediados del siglo XX, quizá recuerdes que semana tras semana te servían hígado soso y recocido con cebollas fibrosas. Rápido, fácil y asequible, era también uno de los platos que más temían los niños. Sin embargo, si se prepara correctamente, el hígado encebollado puede ser una comida realmente deliciosa, además de ser increíblemente nutritiva y alta en hierro, por lo que sin duda merece un merecido renacimiento.
52. Baked Alaska
Contrariamente a lo que se podría pensar, el baked Alaska se inventó en Nueva York. El famoso restaurante Delmonico's de Nueva York creó este plato para celebrar la incorporación de Alaska a los Estados Unidos en 1867. Y aquí hay otro dato curioso: originalmente se llamaba “Alaska, Florida”, porque tiene componentes fríos y calientes. Desgraciadamente, este fabuloso postre ha pasado de moda, pero es un plato extravagante que sorprendería a los invitados en cualquier fiesta.
51. Langosta thermidor
La langosta thermidor es un clásico francés desde su creación en 1894, con motivo del estreno de la obra Thermidor del dramaturgo victoriano Sardou. El plato consiste en suculentos trozos de langosta salteados en una salsa rica y deliciosa, que se vuelven a colocar en la concha, se cubren con queso y se hornean hasta que quedan dorados e irresistibles. Quizás la razón por la que la langosta thermidor ya no aparece en tantos menús es porque el ingrediente principal es muy caro hoy en día.
50. Ambrosia
A principios del siglo XX, la macedonia ambrosía era omnipresente en las celebraciones del sur de EE. UU. En su forma más básica, era una combinación de rodajas de piña y naranja mezcladas con nata montada, pero había muchas variaciones, como las que utilizaban cóctel de frutas en conserva, malvaviscos, cerezas al marrasquino, plátanos, fresas, uvas, yogur o queso fresco. En una época en que los cítricos apenas empezaban a estar disponibles, era un plato de lujo. Hoy en día, el postre dista mucho de ser lujoso, pero sigue siendo una delicia rápida y sabrosa.
49. Ensalada de siete capas
¿Recuerdas aquella época en la que todas las mesas de bufé, comidas compartidas y barbacoas estaban repletas de cuencos de cristal con esta ensalada tan poco convencional? Era un acompañamiento muy popular en Estados Unidos durante la década de 1950 y consistía en siete capas de ingredientes cubiertos con un aderezo cremoso y sabroso. Los ingredientes variaban de un cuenco a otro, pero solían incluir lechuga troceada, cebolla cortada en rodajas, tomates cortados en cubitos, huevos duros, trocitos de beicon crujiente, queso rallado y guisantes congelados descongelados (sí, en serio). Hoy en día no es tan popular como lo fue en su día, pero nos encantaría que volviera.
48. Jamón en aspic de perejil
La comida de los años 60 estuvo muy influenciada por cocineros pioneros como Julia Child, que llevaron a las masas los placeres de la cocina de inspiración francesa. El Jambon persillé en gelée -conocido en inglés como jamón en aspic de perejil- es un buen ejemplo. De color verde brillante, con rosas de tomate opcionales por encima, puede tener un aspecto llamativo, pero es sorprendentemente delicioso.
47. Aspics o Cualquier cosa en gelatina
Conservar prácticamente cualquier alimento en gelatina fue una gran tendencia a mediados del siglo XX, cuando las gelatinas saladas gozaban de gran popularidad. Marcas como Knox Gelatine y Jell-O lanzaron campañas de marketing que nos llevaron a preparar todas las comidas, desde sopa de tomate hasta queso, en gelatina. Ahora hay quien dice que es el momento adecuado para el renacimiento de la gelatina, y sin duda podemos imaginar que esta cocina tan llamativa visualmente vuelva a ganar popularidad.
46. Cualquier cosa en gelatina
No se limitaba al jamón y las hierbas. Congelar prácticamente cualquier cosa en gelatina fue una gran moda a mediados del siglo XX, cuando las gelatinas saladas eran enormemente populares. Marcas como Knox Gelatine y Jell-O lanzaron campañas de marketing que nos hacían poner en gelatina todas las comidas, desde la sopa de tomate hasta el queso. Algunos dicen ahora que ha llegado el momento de un renacimiento del áspic, y sin duda podemos imaginar que esta cocina visualmente llamativa se tambalea de vuelta a la popularidad.
45. Blancmange
Espeso y cremoso, el “manjar blanco” (blancmange) es un postre a base de gelatina que se consumió durante todo el siglo XX, sobre todo en el Reino Unido. La marca británica Pearce Duff tenía cuatro sabores pálidos y opacos para elegir: fresa, frambuesa, chocolate y vainilla. Podrías intentar revivir este clásico con frambuesas frescas, licor de frambuesa, nata doble, almendras molidas y pétalos de rosa, aunque seguimos pensando que sería divertido ponerlo en un molde novedoso.
44. Cazuela de pasta con atún
La cazuela de pasta con atún era un plato habitual entre semana que podía prepararse con productos básicos de la despensa y enlatados. Una mezcla de pasta, crema de champiñones Campbell, guisantes congelados, atún y pan rallado, era un plato sustancioso tan fácil de preparar como sabroso. Para una versión moderna de la receta, cambia la sopa de lata por caldo de pollo fresco, mantequilla y queso, y cubre la cazuela con pan rallado.
43. Bistec Salisbury
El bistec Salisbury, que se sirve con puré de patatas y salsa, era un alimento básico en las comidas de las cafeterías y en las cenas televisadas de Estados Unidos en los años setenta. Fue inventado a finales del siglo XIX por un médico estadounidense, que quería promocionar la comida sana. Sin embargo, a finales de siglo, se solía acompañar de patatas fritas, puré de patatas instantáneo y otros alimentos precocinados, así que la etiqueta de “sano” dejó de tener sentido. Puedes darle un toque moderno con puré de boniato y salsa de cebolla casera.
42. Ensalada de palomitas
Si este plato suena familiar, es porque una versión del mismo se volvió viral en internet hace un par de años, gracias a una receta de Food Network de Molly Yeh. Era difícil de pensar que la idea de poner palomitas en una ensalada era una buena realidad. Ahora bien, en realidad, la idea no era para nada nueva. El plato es una antigua receta procedente del Medio Oeste que ha perdurado durante décadas. Para aquellos a quienes les gustan los snacks salados, sin duda es una manera de hacer las ensaladas más tentadoras.
41. Postre "joya de la corona"
El postre Joya de la Corona, también conocido como tarta de cristales rotos, es sin duda un espectáculo. La receta aparece en un libro de cocina de los años 60 titulado Joys of Jell-O, y lleva gelatina de naranja, cereza y lima, cortada en dados y mezclada con una espesa crema de limón, hecha con gelatina de limón y Dream Whip (una crema batida de marca). Si no te gusta la gelatina pero quieres recrear el mismo aspecto, prueba el semifrío.
40. Apio relleno
En los años setenta, una velada no era una velada sin apio relleno escondido en algún lugar de la mesa del bufé. Si quieres intentarlo, entuba palitos de apio con un relleno de queso azul, queso crema, salsa Worcestershire y salsa picante. Decóralos con lo que más te apetezca. Aceitunas negras, perejil, pimentón y pieles de pollo crujientes son opciones estupendas.
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39. Pastel de ensalada de patata
Antaño, la ensalada de patata era un plato imprescindible cuando se daba de comer a una multitud, y este anuncio de 1964 de Hellmann's Mayonnaise en la revista Holiday Magazine mostraba una nueva y elegante forma de presentarla. Aquí, las patatas cocidas, el apio, las cebollas y el perejil se introducen en una base de pastel, se cubren con una generosa capa de mayonesa y se adornan con tomates y berros. Es una delicia cargada de carbohidratos a la que nos encantaría echar mano hoy mismo.
38. Cucuruchos de queso
Los cucuruchos de queso eran un alimento básico en las reuniones navideñas de los años setenta. Una receta consistía en queso crema, parmesano rallado, mayonesa, orégano y ajo en polvo, mientras que otra llevaba queso Cheddar rallado, mayonesa, rábano picante y condimentos. Se les daba forma de tronco y se salpicaban con almendras y mitades de nueces, para que parecieran piñas, y luego se servían con crujientes tostadas melba y crudités.
37. Ensalada de gelatina bajo el mar
En la América de mediados de siglo, ni la gelatina ni las ensaladas eran exclusivamente dulces o saladas, y platos como la Ensalada Bajo el Mar encontraban su lugar en la mesa del bufé en algún lugar entre los platos principales y los postres. En el libro de cocina Joys of Jell-O aparece una receta de este plato. Consiste en una base de crema de queso y pera, cubierta con gelatina de lima, y no suena nada mal.
36. Sülze
Este quizá no sea para los débiles de corazón —o los delicados de estómago—, pero muchos lo consideran un manjar. Una gelatina de carne hecha con la cabeza de un cerdo o ternero, el sülze es una variedad alemana de queso de cabeza (también conocido como brawn). La gelatina aspic tiene un sabor avinagrado, y a menudo incluye diferentes hierbas y especias. Creemos que es un ejemplo clásico de la cocina de la nariz a la cola que merece otra oportunidad.
35. Pudin de cóctel de frutas
Mezcla enlatada de peras, uvas, cerezas y melocotones (y más tarde, piña), el cóctel de frutas despegó en los años treinta. Se inventó para evitar que se desperdiciaran las partes buenas de la fruta magullada, pero una estrategia de marketing inteligente hizo que lo viéramos como un postre rápido y sofisticado. Una receta presentada por Jell-O (en la foto) a finales de los años cincuenta sugiere alternar capas de pudin de vainilla y nata montada con la mezcla de frutas en un vaso de postre.
34. Bolas de queso
Inspírate en los años setenta para preparar un trío de bolas de queso para tu próxima fiesta. Mezcla queso crema con queso azul, queso cheddar, salmón rosado o piña triturada, dales forma de bolas y pásalas por nueces, piñones y perejil, o inventa tu propia receta utilizando tus ingredientes favoritos. Puedes hacerlas con antelación y guardarlas en el frigorífico hasta que lleguen tus invitados e invitadas.
33. Raíz flotante sobre cerveza
Los "flotadores de cerveza de raíz” fueron una popular golosina veraniega durante todo el siglo XX. Cuenta la leyenda que el primero fue creado en 1893 por Frank J. Wisner, propietario de una mina de oro y taberna en Cripple Creek, Colorado. La historia cuenta que los picos nevados de la Montaña de la Vaca de Colorado le hicieron pensar en helado flotando en soda, así que decidió probar a combinar ambas cosas. Nos gusta la idea de los flotadores caseros de cerveza de raíz con brownies desmenuzados y pretzels.
32. Labskaus
El labskaus, comida tradicional de los marineros del norte de Alemania, consiste en carne de vaca en conserva o salada mezclada con patata, remolacha y cebolla, servida con un huevo frito, pepinillos y arenque enrollado. Una versión del plato llegó a Liverpool, Inglaterra, en el siglo XVIII, donde se conoció como “scouse”. Por eso los habitantes de Liverpool tienen el apodo de ‘scousers’.
31. Quiche Lorraine
He aquí otro delicioso plato francés que saltó a la fama gracias a Julia Child. Una receta de quiche Lorraine apareció en el libro de cocina de 1968 de la chef televisiva, The French Chef Cookbook (El libro de cocina del chef francés), y de la noche a la mañana, esta delicia de queso y crema se convirtió en uno de los platos más populares. Suntuosamente rica y sabrosa, contiene tocino crujiente, Gruyère (o Emmental o Cheddar, si lo prefieres), huevos y nata, todo ello unido en una masa. Nos encantaría que volviera pronto a nuestras mesas.
30. Melocotón Melba
El melocotón Melba es un postre sencillo pero muy bonito, a base de melocotones escalfados y salsa de frambuesa ácida, servido con helado de vainilla. Creado por Auguste Escoffier en el Savoy de Londres a finales del siglo XIX, debe su nombre a la estrella de ópera australiana Dame Nellini Melba. Hoy en día, es poco probable que lo encuentres en los menús de postres, pero creemos que la sencilla combinación de fruta y helado es atemporal.
29. Pollo al albaricoque
Saciante y fácil de hacer —no requiere demasiados ingredientes—, el pollo al albaricoque era un plato básico en los hogares australianos de los años 70. Antiguamente, consistía en muslos y piernas de pollo con sopa de cebolla francesa y néctar de albaricoque, servido sobre arroz. Dale una nueva vida y prepara un tagine de pollo y albaricoque al estilo de Oriente Medio, con canela, jengibre, cúrcuma, láminas de almendra y hierbas frescas.
28. Tostada Hawái
Todos sabemos lo controvertidas que pueden ser las pizzas de jamón y piña. Pero, ¿qué tal la misma combinación sobre una tostada, con queso fundido y una cereza por encima? Esta inusual combinación se hizo popular en Alemania en los años cincuenta gracias al cocinero televisivo Clemens Wilmenrod, y fue habitual en los cafés y restaurantes del país hasta los años ochenta, cuando pasó de moda. Si la pizza hawaiana sigue teniendo fuerza, creemos que hay sitio para este plato.
27. Charlotte Russe
Inventada en Francia en el siglo XVIII, la Charlotte Russe es un postre que gozó de renovada popularidad a principios del siglo XX. Con un relleno de nata montada, originalmente se hacía forrando un molde de tarta con pan duro, pero el bizcocho o los bizcochos de soletilla se convirtieron gradualmente en la opción favorita. Más tarde, en las pastelerías judías de Nueva York se popularizó una versión simplificada, consistente en un fino cuadrado de bizcocho de vainilla, una espiral alta de nata montada y una cereza al marrasquino, servida en un vaso de cartón.
26. Bananas Foster
A principios de la década de 1950, Nueva Orleans era un importante centro de importación de plátanos, y se cuenta que un chef del restaurante local Brennan's fue retado a inventar un plato con esta fruta. Su creación —plátanos flambeados con azúcar moreno, mantequilla, canela, ron oscuro y licor de plátano, y servidos con helado— fue un éxito rotundo. El Bananas Foster se sigue sirviendo hoy en Brennan's, pero nos gustaría que volviera a todas partes.
25. Tarta de piña al revés
Según los historiadores de la alimentación, el término “pastel invertido” apareció por primera vez a finales del siglo XIX. Sin embargo, no fue hasta principios del siglo XX cuando el pastel invertido de piña empezó a aparecer en revistas y libros de cocina, tras la introducción de la piña en conserva. El postre alcanzó su apogeo en la década de los sesenta y, aunque los pasteles invertidos siguen existiendo hoy en día, suelen hacerse con otras frutas. Desde aquí, apostamos por recuperar el atractivo retro del original, con anillos de piña enteros y cerezas glacé.
24. Pollo à la King
Inventado a principios del siglo XX, el pollo a la King se convirtió en un popular plato de boda en las décadas de 1950 y 1960. Sobre él escribieron autores de la talla de James Beard y Craig Claiborne , del importante periódico estadounidense The New York Times, y alcanzó su apogeo en las décadas de 1970 y 1980, pero poco después desapareció de la mayoría de los menús. Para prepararlo, se cuece pollo en una salsa cremosa con champiñones y pimientos, y luego se sirve con arroz o pan tostado.
23. Sauerbraten
El sauerbraten, plato nacional de Alemania, se remonta a cientos de años atrás. Algunos creen que lo inventó el emperador medieval Carlomagno para aprovechar las sobras de carne, y otros se lo atribuyen al mismísimo Julio César. Traducido al español como “asado agrio”, el sauerbraten se elabora marinando la carne hasta 10 días en una mezcla de vino, vinagre y especias. Se sirve con una salsa agridulce, a menudo con galletas de jengibre desmenuzadas.
22. Gelatina y helado
Ninguna fiesta de cumpleaños de los años ochenta o noventa era completa sin un bol de gelatina de fresa, servido con una bola de helado de vainilla. Puede que este plato de la infancia no fuera sofisticado, pero estaba delicioso. Sabemos que hoy en día todo gira en torno a los helados de sabores extravagantes, pero creemos que esta sencilla combinación es un clásico que merece la pena volver a recuperar.
21. Tarta de banoffee
Este postre ha gozado de mucha popularidad en varios puntos del planeta. Es la mezcla ideal de ingredientes empalagosos y cremosos: plátanos cortados en rodajas, una salsa de caramelo tipo toffee y nata montada sobre una base de galleta mantecosa, cubierta de virutas de chocolate. Fácil de hacer e increíblemente delicioso, no deja de ser una delicia divertida para preparar en casa.
20. Pasta primavera
A finales de la década de los setenta, el legendario restaurante neoyorquino Le Cirque popularizó la pasta primavera: un plato de pasta cremosa rebosante de brócoli, calabacín, espárragos y judías. Desde entonces, el mundo ha adoptado montones de platos de pasta diferentes, pero este sigue siendo un clásico. ¿Quieres cocinarlo en casa? Simplemente prepara una salsa con mantequilla, limón y parmesano.
19. Pollo Tetrazzini
El pollo Tetrazzini fue uno de los platos más populares de Estados Unidos durante gran parte del siglo XX. Se cree que lo inventó un cocinero de un lujoso hotel de San Francisco, inspirado por la cantante de ópera Luisa Tetrazzini. Es un plato riquísimo de pollo, champiñones, parmesano y salsa de nata, que se hornea en una cazuela hasta que se dora por encima. En la segunda mitad del siglo, era una sombra de lo que fue, ya que los cocineros caseros sustituían los ingredientes frescos por versiones enlatadas.
18. Mar y tierra
En los años sesenta, el mar y tierra era un plato básico en asadores y restaurantes de lujo, donde a menudo era el plato más caro del menú. Un plato delicioso de carne roja (normalmente filete) y marisco (quizá langosta o gambas), que combinaba dos platos caros en uno, por lo que era el plato ideal si querías un poco de todo. ¿Quieres probar este maridaje indulgente sin sentirte como si hubieras retrocedido en el tiempo? Prueba una hamburguesa de mar y montaña: una hamburguesa de ternera con gambas, todo dentro de un mismo panecillo.
17. Cacerola de espaguetis
En los años cincuenta, se produjo una explosión de cacerolas económicas, rellenas y fáciles de congelar, que eran una forma estupenda de reciclar las sobras y convertirlas en una segunda comida para alimentar a la familia. La cazuela de espaguetis era una opción a la que se recurría, con capas de espaguetis, carne picada, verduras, sopa de lata y queso rallado. ¿Por qué no intentar resucitar la receta para una versión diferente de los espaguetis a la boloñesa?
16. Jubileo de Cerezas
El Jubileo de Cerezas es un plato británico generalmente atribuido a Auguste Escoffier, de quien se dice que creó el postre para la celebración del Jubileo de Oro de la reina Victoria de Inglaterra en 1887. Para prepararlo, se cuecen cerezas enteras en licor, se flambean y se sirven con helado de vainilla. El Jubileo de Cerezas alcanzó su apogeo en los años 50 y 60 en el Reino Unido, cuando los cocineros caseros asombraban a sus invitados convirtiéndolo en un espectacular final de cena. Puede que haya caído en desgracia, pero creemos que sigue siendo un postre maravillosamente rico y sabroso.
15. Tarta de hamburguesa con queso
Si no puedes decidir entre una hamburguesa con queso y un pastel, ¿por qué no comer ambos? El genial pastel de hamburguesa con queso se hizo popular en los años 70, gracias a una receta de Betty Crocker. Formado por una mezcla de carne picada, cebolla, ketchup, mostaza y salsa Worcestershire, este sustancioso plato viene aderezado con ingredientes clásicos de las hamburguesas, como tomate, pepinillos y, por supuesto, queso. ¿Qué más se puede pedir?
14. Huevos rellenos
Los huevos rellenos eran muy típicos de las cenas de los años setenta, aunque hoy en día se siguen preparando en muchas casas españolas. Aunque son un poco aparatosos de hacer (hay que manchar mucho), merecen la pena. Como bien sabrás, consisten en sacar las llemas y sustituirlas por un relleno que, en España, suele ser de mayonesa y atún, aunque existen muchas variedades. Se pueden también hacer con mostaza o pimentón o, incluso, con aguacate. Son super sabrosos, así que se convierten en los canapés perfectos para comerse en cualquier momento.
13. Crêpes Suzette
No hay postres más vistosos que el clásico plato francés crêpes Suzette. Este espectacular plato, que tradicionalmente se preparaba en los restaurantes más selectos por camareros con elegantes chaquetas, consiste en rociar las crepes con una mezcla de azúcar caramelizada, mantequilla, zumo de naranja y ralladura de naranja, salpicarlas con licor de naranja y prenderles fuego. Ahora, ha quedado relegado a los restaurantes de la vieja escuela y a las cenas de temática retro. Una advertencia si lo pruebas en casa: ¡asegúrate de que hay un extintor cerca!
12. Vol-au-vents
En otros tiempos, era el colmo de la sofisticación rellenar fundas de hojaldre con champiñones cocidos, pollo de coronación o mayonesa de gambas para crear una fuente de volovanes. Creemos que los entrantes o aperitivos a base de hojaldre deberían estar siempre de moda, así que por qué no recuperar este plato retro. El pesto, el salmón ahumado picante y el Stilton con champiñones funcionarían perfectamente.
11. Albóndigas de gelatina de uva
Aunque sean de la vieja escuela, no creemos que las albóndigas de gelatina de uva deban limitarse a la década de 1970. Para hacer estos aperitivos, se cuecen a fuego lento albóndigas del tamaño de un cóctel (puedes comprarlas en la tienda o hacerlas tú mismo) en una pegajosa mezcla de mermelada de uva y salsa de chile. Si te apetece, puedes añadir una pizca de pimentón para darle un toque ahumado.
10. Stroganoff de ternera
Llamado así por el noble ruso conde Pavel Stroganoff, se dice que este clásico de la comida a fuego lento fue inventado por un cocinero francés en el siglo XIX, pero realmente arrasó en todo el mundo en las décadas de 1960 y 1970. Tradicionalmente, se prepara bañando carne de vaca salteada en una salsa de mostaza, cebolla y nata agria, pero muchas recetas del siglo XX introdujeron setas en la mezcla. Bien hecha (es decir, sin la lata de sopa condensada de champiñones), es una receta que siempre merece la pena volver a visitar.
9. Pato a la naranja
El clásico plato francés pato a la naranja se consideraba el colmo de la sofisticación en la década de los sesenta. Una combinación de sabores dulces, ácidos y salados que hace vibrar las papilas gustativas, es un plato que no solo sabe de maravilla, sino que también se puede presentar en un bonito plato, por lo que no es de extrañar que se convirtiera en un éxito instantáneo en los restaurantes de alta cocina. A pesar de su exquisitez, hoy en día es un plato principal poco frecuente en los menús. ¿Quizá ha llegado el momento de resucitar la receta en casa?
8. Vichyssoise
Uno de los platos más populares de los años cincuenta y sesenta era la vichyssoise, una sopa fría de puerros, cebollas y patatas, mezclados en un puré con caldo de pollo y nata. A pesar de su nombre francés, se cree que es una invención americana de la cocina del Ritz Carlton de Nueva York. En los años setenta, se vendía incluso en latas, pero su popularidad decayó tras un brote de botulismo, en el que murió una persona, a causa de un lote producido por Bon Vivant. Independientemente de que vuelvan a ponerse de moda las latas, creemos que ya es hora de que se vuelva a servir esta refrescante sopa.
7. Filete Diane
Durante los años cincuenta y sesenta, el filete a la Diane era uno de los platos más lujosos que podías pedir en los restaurantes, y personificaba el glamour continental. Los lácteos y la carne habían sido racionados durante la Segunda Guerra Mundial, así que era el colmo del lujo disfrutar de mantequilla y ternera en el mismo plato. Se flambeaba en la mesa, y la salsa contenía chalotas, salsa Worcestershire, mostaza de Dijon, caldo, coñac y pimienta negra. El plato pasó de moda a finales de los años setenta, pero creemos que debería volver a adornar los menús.
6. Cóctel de gambas
Muy populares en las cenas y veladas elegantes entre los años sesenta y ochenta, los cócteles de gambas eran una refrescante mezcla de jugoso marisco, salsa picante de mayonesa y kétchup, lechuga y otra ensalada servida con una rodaja de limón al lado. Por desgracia, este entremés, antaño omnipresente, pasó de moda a principios del siglo XXI y se ha ganado la reputación de ser algo pasado de moda. Creemos que merece una nueva oportunidad: al fin y al cabo, es sabroso, relativamente sano y, además, tiene un aspecto estupendo.
5. Bizcocho túnel de dulce de leche
El túnel de dulce de leche era un rico bizcocho de chocolate y nueces, con un "túnel" de dulce de leche que atravesaba el centro. Se introdujo en 1966, cuando ganó el segundo premio en el concurso de repostería norteamericano, Pillsbury Bake-Off. A pesar de perder contra el Golden Gate Snack Bread, se convirtió en la receta más solicitada de Pillsbury (Estados Unidos) y puso de moda los bundt cakes. Si te gusta la textura de los brownies pegajosos, este plato te encantará.
4. Patatas duquesa
Las patatas duquesas fueron la guarnición de moda de los años 60-70. Son sencillas de hacer: asa las patatas russet, pásalas por un pasapurés, enriquécelas con yema de huevo, mantequilla y nuez moscada, y pásalas a una bandeja de horno. Tradicionalmente se les da forma de estrellitas o montículos en espiral, se untan con yema de huevo y se hornean hasta que estén crujientes por fuera y esponjosas por dentro. Prueba a servirlas con carne asada como alternativa a las patatas asadas.
3. Banana split
Este divertido postre es tan fácil de hacer que es un milagro que no sea más popular hoy en día, pero en los años 50 estaba de moda en EE.UU., además de en varios restaurantes de todo el mundo. ¿Te tienta la foto? Te explicamos cómo hacerlo: corta un plátano por la mitad, ponle un trío de helados de vainilla, chocolate y fresa, añade la salsa que prefieras (las tradicionales son de piña, chocolate y fresa) y, por encima, nata montada, nueces picadas y una cereza.
2. Tarta Selva Negra
No entendemos por qué este magnífico pastel de chocolate, con capas y capas de cerezas y nata montada, no es tan popular hoy como lo era en los años setenta. Conocido como Schwarzwälder Kirschtorte en Alemania, donde se inventó, tiene un aspecto impresionante y un sabor aún mejor. Seguro que es solo cuestión de tiempo que vuelva a estar de moda.
1. Fondue
No sabemos muy bien por qué pasó de moda el queso fundido servido de esta forma, pero nos gustaría que la fondue volviera pronto a la mesa, y no solo en las estaciones de esquí. Es el acompañamiento perfecto para trozos de pan, patatas, verduras asadas sobrantes y mucho más. La fondue tal como la conocemos se remonta al siglo XIX, pero fue especialmente popular en la década de los setenta. ¿El postre perfecto para después? Una fondue de chocolate, obviamente.
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