Alternativas MÁS baratas: Alimentos que pueden reemplazar a los más caros
Trucos de cocina para ahorrar dinero
Ahorrar dinero es un objetivo clave para la mayoría de personas. La buena noticia es que, hay alimentos que pueden sustituirse por opciones más baratas, de este modo gastarás menos sin comprometer el sabor.
Desde cocinar con creatividad, hasta buscar inspiración en ingredientes inusuales o utilizar cortes de carne más baratos: estas sustituciones de alimentos están tan bien pensadas que la única diferencia que notarás será el ahorro en tu cuenta de banco.
Haz clic o desliza por la galería para descubrir los trucos de cocina esenciales para ahorrar dinero.
Adaptado al español por Sara Piquer Martí, Editora en Español para loveFOOD.
Utiliza espinacas en lugar de albahaca para el pesto
Aunque la mayoría sabe que el pesto es una salsa hecha con albahaca, eso no es más que una de las muchas versiones de pesto que existen: el pesto genovés, que procede de la región italiana de Liguria. La palabra pesto en sí misma se refiere a una pasta triturada, esto quiere decir que puedes ser flexible con los ingredientes que utilices sin perder autenticidad. Las espinacas son mucho más baratas que la albahaca y constituyen una base de pesto realmente deliciosa y llena de sabor; solo tienes que mezclar espinacas frescas con cualquier fruto seco, parmesano, ajo, aceite de oliva y un chorrito de limón.
Cambia los huevos por aquafaba
La aquafaba es un líquido viscoso resultante de cocer o remojar legumbres en agua. Debido a sus proteínas y almidones, también resulta ser una especie de ingrediente milagroso. Puede convertirse además en una gran alternativa a los huevos. Aunque es popular en la cocina vegana, por razones obvias, la aquafaba es un excelente sustituto que permitirá ahorrar algo de dinero. Cabe mencionar que donde mejor funciona es en repostería; 3 cucharadas del líquido de una lata de garbanzos sustituirán eficazmente a un huevo en la mayoría de las recetas.
Cambia las pastillas de caldo por un caldo de verduras casero
¿Por qué comprar pastillas de caldo cuando puedes hervir los restos de verduras que uses para cocinar en agua durante una hora y obtener un caldo con mucho sabor y sin sustancias artificiales? Los restos de verduras, como las cáscaras de zanahoria, las puntas de puerro o cebolleta y las hojas de apio, son la base perfecta para el caldo. También se pueden añadir setas o tomates que estén algo pasados y llevaras idea de tirar a la basura. La forma más cómoda de hacerlo es reducir el caldo a un líquido de sabor intenso y congela porciones individuales en una cubitera o en bolsas para líquidos aptas para el congelador.
Prueba un filete de coliflor en lugar de ternera
Sabemos que no es lo mismo, pero es una opción que puede considerarse. Adoptar la moda del filete de coliflor (que seguramente has visto en redes) puede ser una forma sencilla y muy sabrosa de ahorrar algo de dinero. Corta una rodaja de 2,5 cm en el centro de una coliflor, sazónala bien y fríela en una sartén con aceite o mantequilla a fuego fuerte durante unos cinco minutos por cada lado, antes de que termine de cocinarse, métela en el horno precalentado durante otros 10 minutos. El filete quedará dorado y delicioso, y además, le estarás haciendo un favor al planeta.
Cambia las pechugas de pollo por muslos
Casi todas las recetas que requieren pechugas de pollo también funcionan bien con muslos. Los muslos con hueso suelen ser más baratos que los paquetes de pechugas que vienen ya fileteados. Se tarda muy poco en deshuesar un muslo con un cuchillo, y también puedes quitarle la piel si quieres una carne más magra.
Cambia los melocotones frescos por los enlatados
Algunas frutas saben casi tan bien en lata como frescas. Los melocotones son un buen ejemplo, ya que conservan un gran sabor y textura. Para un postre delicioso hecho con ingredientes sencillos y baratos, utiliza melocotones en conserva para un pastel invertido (para obtener mejores resultados, añade un chorrito de esencia de almendra a la masa) o simplemente sírvelo cubierto con yogur griego y copos de almendra tostados.
Utiliza peladuras de patata asada en lugar de comprar patatas fritas
¿Qué mejor manera de ahorrar dinero que crear algo delicioso con la parte de un ingrediente que normalmente tirarías? A menudo, reducir el desperdicio de alimentos también nos ahorra dinero. En lugar de comprar patatas fritas, tuesta peladuras de patata sazonadas con un chorrito de aceite hasta que estén crujientes para crear un aperitivo sabroso, sin procesar y sin que tengas que pagar nada de dinero extra. Añade un poco de comino o guindilla en polvo para darle un toque extra de sabor.
Cambia los frutos rojos frescos por congelados en los batidos
Guarda los frutos rojos frescos para comer cuando te apetezca, pero si tu intención es usarlos para hacer batidos, entonces te recomendamos que los cambies por los congelados. Los frutos rojos congelados no solo son más baratos que los frescos, sino que también son cómodos de utilizar y tienen muchas menos probabilidades de echarse a perder. Para empezar el día con algo rico y nutritivo, guarda en el congelador una bolsa o dos de frutos rojos variados (como fresas, frambuesas y moras) y añádelas a la batidora con la leche que prefieras, yogur, plátano e incluso un puñado de avena.
Prueba el aceite vegetal en lugar del aceite de oliva para los aliños
El aceite vegetal es un buen aliño para ensaladas o una base de mayonesa casera, lo que significa que puedes ahorrar el aceite de oliva, mucho más caro hoy en día, para ocasiones especiales. Prepara una vinagreta super rica con aceite vegetal o de girasol, un poco de mostaza y vinagre de vino blanco o tinto. El aceite de colza es otra buena opción, y suele ser más barato que el de oliva.
Cambia los trozos de carne por carne picada en tus guisos
¿Has probado alguna vez el curry de keema? Es delicioso, fácil de hacer y muy económico, gracias a que se utiliza carne picada en lugar de cortes de carne más caros. Para preparar una cantidad suficiente para cuatro personas, mezcla una cebolla picada, dos dientes de ajo machacados, 1 cucharada de jengibre rallado y dos guindillas verdes picadas. Fríelo en un poco de aceite hasta que desprenda aroma y añade 500 g de carne picada de cordero o ternera, 2 cucharadas de garam masala y dos tomates medianos picados. Cuece a fuego lento durante 30 minutos y añade 200 g de guisantes congelados. Cuece 5 minutos más y sirve adornado con cilantro y acompañado de panes naan. Es una receta diferente y deliciosa.
Haz tus propias palomitas
Olvídate de comprar bolsas de palomitas ya hechas: hacer las tuyas propias es mucho más divertido (y también más barato). Reboza un puñado de granos en un poco de aceite o mantequilla en una sartén honda, cúbrelos con una tapa hermética y sube el fuego. Cuando deje de explotar, es hora de aromatizar el maíz: rocíalo con mantequilla derretida, romero picado y parmesano rallado o, si quieres algo dulce, dale un toque final con miel o azúcar moreno y canela.
Cambia las espinacas frescas por congeladas
Las espinacas son una de esas verduras que, como los guisantes, tienen un sabor muy parecido tanto frescas como congeladas (a menos que comas las hojas crudas en una ensalada). Las hojas suelen congelarse a las pocas horas de recogerse, por lo que no pierden su sabor ni su valor nutritivo. Las espinacas congeladas suelen venir en cómodos cubos, para que puedas coger un puñado y añadirlo a tu plato, o a una cazuela con agua hirviendo, cuando lo necesites. Las espinacas frescas se marchitan muy poco una vez cocidas, así que con las congeladas sacas mucho más partido a tu dinero.
Compra cortes de carne más baratos
Un filete no siempre tiene que ser un solomillo. Obviamente, estos cortes de primera tienen su atractivo, pero tienen un coste elevado. Por suerte hay muchas otras opciones que ofrecen una relación calidad-precio mucho mejor. La falda, el chuletón y la bavette son excelentes ejemplos de cortes menos utilizados pero con mucho sabor. Si se cocinan poco hechos o poco hechos, quedan muy tiernos.
Compra cogollos de lechuga en lugar de bolsas de ensalada
Hoy en día es cada vez más común ver ensaladas preenvasadas en contenedores de plástico en el supermercado. Sin embargo, aunque resulte tentador el comprar algo que ya está hecho, acabarás pagando mucho más dinero. Comprar cogollos enteros de lechuga es siempre una opción mucho más barata, además, un solo cogollo te servirá para hacer varias ensaladas. Existen variedades diferentes: lechuga iceberg romana o escarola, todas ellas muy refrescantes, saludables y deliciosas.
Cambia el salmón fresco por el enlatado
No hace falta derrochar en salmón fresco para hacer pasteles de pescado, sobre todo cuando el pescado en conserva funciona igual de bien. Para una cena sencilla, deliciosa y barata, combina una lata de salmón escurrido con puré de patata, espinacas picadas, ralladura de limón y hierbas, añadiendo huevo para unirlo todo. Forma empanadillas con la mezcla, fríelas en la sartén por los dos lados y, por último, ponlas en el horno.
Utiliza setas secas para añadir sabor a carne
Las sopas de fideos y los caldos de cocción lenta tan característicos de la cocina asiática (como el pho y el ramen) han aumentado en popularidad en los últimos años. Recrear estos platos en casa no tiene por qué llevar mucho tiempo ni resultar demasiado caro. Las setas secas son tu arma secreta cuando se trata de aportar capas de sabor; añádelas a un caldo hirviendo a fuego lento y deja que se desarrolle ese característico sabor umami.
Cambia los piñones por otros frutos secos más baratos
La mayoría de los frutos secos son bastante intercambiables en las recetas, pero el precio de las distintas variedades varía mucho. Los piñones, por ejemplo, son muy caros, pero, por suerte, se pueden sustituir fácilmente por almendras en la mayoría de las recetas. Por ejemplo, el pesto; las almendras o las nueces son alternativas perfectamente válidas y mucho más asequibles para el bolsillo de la mayoría.
Utiliza vinagre en lugar de vino
Son muchas las recetas que requieren un vaso de vino, pero si no tienes una botella abierta, este paso de la receta puede salirte algo caro (y, de todos modos, puede que no quieras renunciar a tu Albariño favorito). Ten en cuenta que, al cocinar con vino, todo el alcohol se evapora y lo que se añade es esencialmente ácido y dulce. En la mayoría de las recetas, un chorrito de un buen vinagre de sidra de manzana o de vino tendrá el mismo efecto (y será más barato).
Haz albóndigas con carne picada de pavo
Aunque la mayoría de las recetas de albóndigas se hacen con carne picada de ternera o cerdo (o una mezcla de ambas), se puede utilizar carne picada de pavo, menos cara, para obtener una alternativa igualmente sabrosa. De todos modos, acabarás añadiendo otros ingredientes a la mezcla de albóndigas, como hierbas, parmesano, ajo o cebolla. Añadir pan rallado o pan duro remojado en leche a la base de las albóndigas es también una forma estupenda de hacer que la mezcla rinda más y te permita ahorrar aún más dinero.
Utiliza cortezas de parmesano para dar sabor
El queso parmesano es un ingrediente riquísimo, pero no es barato. Cuando lo compres, guarda las cortezas en la nevera o congélalas. Cuando vayas a preparar una salsa para pasta o una sopa que requiera sabor a parmesano, añade una corteza. Al cocinarse a fuego lento en la sartén, tu boloñesa, por ejemplo, adquirirá el delicioso sabor del parmesano, evitando incluso la necesidad de espolvorearlo sobre el plato terminado. Solo tienes que quitar la corteza antes de servir.
Elige tocino entreverado en vez de panceta
Por supuesto que la panceta italiana es un producto delicioso, pero ¿sabes qué otro alimento aporta ese mismo sabor salado y carnoso por mucho menos dinero? El clásico tocino entreverado. Si sustituyes la panceta por tocino entreverado en guisos, estofados, risottos y platos de pasta italiana, solo notarás la diferencia en el ticket de compra.
Prueba garbanzos tostados caseros en lugar de frutos secos
Un pequeño snack salado con una copa de vino después de una larga jornada de trabajo puede ser uno de los pequeños grandes placeres de la vida. Los frutos secos son una opción muy obvia, pero hay una forma de preparar un snack muy similar por un precio más asequible. Solo necesitarás escurrir una lata de garbanzos (no te olvides de guardar el líquido tal y cómo explicamos anteriormente), echa aceite de oliva, sazona generosamente y asa los garbanzos en un horno precalentado hasta que estén dorados y crujientes. También puedes añadir pimentón ahumado y otras especias para darle más sabor.
Cambia los fideos con formas por espaguetis rotos
¿A quién no le gusta una buena sopa de fideos? Es muy común en sopas de nuestra cocina española el añadir fideos, pero también en recetas italianas en las que añaden pasta orzo ditalini o fregola. Estas tres últimas son pastas especiales que suelen costar algo más de dinero. Un sustituto sencillo que cumple la misma función son los espaguetis cortados en trocitos. Solo tienes que ir cortando los extremos de los espaguetis y añadirlos a la sopa.
Sustituye el extracto de vainilla por azúcar avainillado casero
Añadir sabor a vainilla al hornear suele implicar esencias, extractos y pastas algo caras. En lugar de todo esto, puedes hacer tu propio azúcar de vainilla para añadir dulzor y un delicioso aroma a vainilla. Para hacer azúcar de vainilla, corta las vainas de vainilla por la mitad a lo largo, añádelas a un tarro grande de azúcar y déjalas infusionar. ¿Has usado una vaina para las natillas? Enjuágalas y déjalas secar bien sobre papel de cocina antes de ponerlas en el azucarero.
Elige la cebada en lugar del bacalao
Si cocinas habitualmente con pescados blancos populares (y caros), como el bacalao, la merluza, la lubina o el besugo, te alegrará saber que existen excelentes alternativas sostenibles de menor coste. La cebada es un tipo de pescado que tiene una textura carnosa y escamosa que la convierte en un fantástico sustituto del bacalao o el eglefino, sobre todo al freírla o asarla.
Cambia las hierbas frescas por secas
No tengas miedo de utilizar hierbas secas en lugar de frescas. El romero, el tomillo y el orégano son excelentes en su forma seca y, de hecho, pueden dar un sabor más intenso que sus equivalentes frescos. Sin embargo, algunas hierbas, como la albahaca, son mejores frescas. Comprar una planta de albahaca en maceta de la que puedas arrancar hojas cuando las necesites es una opción más económica que comprar paquetes individuales de albahaca.
Utiliza yogur en lugar de nata agria
El yogur es un ingrediente que podemos encontrar en la nevera de casi cualquier casa y que puede utilizarse como sustituto de productos lácteos más caros, como la nata agria o la crème fraîche. Aporta una nota ácida similar a ambos, al tiempo que ofrece suficiente cremosidad. Prueba a cubrir tus fajitas con yogur griego espeso cortado con zumo de limón o añádelo a las masas de pasteles o sopas en lugar de la crème fraîche.
Olvídate de las legumbres enlatadas y opta por las secas
A menudo pagamos más por la comodidad, y éste es sin duda el caso de las legumbres y leguminosas enlatadas. Obtendrás muchas más judías y garbanzos por tu dinero si los compras secos. Esto implica remojarlas y cocerlas, pero con un poco de planificación previa, lo tendrás todo listo. Las legumbres suelen tener mejor sabor cuando se cocinan en casa, y puedes aromatizar el agua de cocción con hierbas o especias para darles un toque especial. Otra ventaja, por supuesto, es que te sobrará mucha aquafaba para utilizarla como sustituto del huevo al hornear.
Haz hamburguesas de judías en lugar de carne
No todas las hamburguesas tienen por qué ser de carne. Para darle un toque frugal y saludable a un clásico, lo mejor es una hamburguesa de alubias. Prueba a mezclar alubias rojas con avena o pan rallado, cebollas tiernas, ajo y especias, y utiliza salsa de soja o Worcestershire para darle un sabor carnoso. Forma hamburguesas con la mezcla, fríelas hasta que estén doradas por ambos lados y sírvelas en un panecillo con tus guarniciones favoritas.
Cambia el pan rallado comprado por pan casero
Olvídate de los envases de pan rallado ya preparado. Hacerlo tú mismo es pan comido (nunca mejor dicho) y, además, no desperdiciarás el pan viejo. Corta el pan duro en trozos y cuécelos en el horno a baja temperatura hasta que se sequen; después, tritúralos en un robot de cocina o una batidora. Guárdalo en un recipiente hermético hasta dos meses. El pan duro también se puede utilizar para hacer picatostes para la ensalada.
Utiliza lentejas en lugar de carne para la boloñesa
Las lentejas son un excelente sustituto de la carne picada de ternera o cerdo en un ragú o una boloñesa y cuestan bastante menos, sin dejar de aportar una dosis de proteínas. Si te preocupa perder la textura y el sabor de la carne picada, prueba a añadir un puñado de nueces picadas a la salsa justo antes de servir, o utiliza mitad carne y mitad lentejas. Añadir más verduras, por supuesto, hará que el plato rinda más.
Utiliza setas porcini en lugar de trufas
Las trufas son un ingrediente notoriamente caro y, aunque por algo son apreciadas, prueba a cambiarlas por setas porcini secas. Ricas y carnosas, aportarán un sabor terroso e intenso similar. Lo mejor de todo es que cuestan una fracción del precio y son más fáciles de conseguir.
Prueba la cúrcuma y el pimentón en lugar del azafrán
El azafrán es la especia más cara del mundo, pero puedes imitar en cierto modo el sabor terroso y agridulce y el intenso tono dorado que aporta a los platos utilizando en su lugar una mezcla de cúrcuma y pimentón dulce. No será exactamente igual que la auténtica, pero conseguirás una imitación lo bastante parecida sin arruinarte.
Utiliza leche y mantequilla en lugar de nata líquida
Si una receta requiere una cucharada de nata líquida, pero no sueles comprarla, en lugar de comprar una tarrina y arriesgarte a que se echen a perder las sobras, prueba a utilizar una combinación de leche y mantequilla: la mezcla de ambas produce un contenido graso similar al de la nata líquida. Para hacer el equivalente a 237 ml de nata para cocinar, mezcla 57 g de mantequilla derretida y fría con 178 ml de leche entera, mezclando hasta que quede suave, sedosa y bien integrada.
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