Cocinar arroz puede parecer sencillo, pero conseguir que quede en su punto y con sabor puede ser más complicado de lo que parece. A veces queda seco, otras, pastoso o apelmazado.
Por suerte, con unas técnicas inteligentes y recetas variadas, dominarás el arte del arroz perfecto. Aquí te ofrecemos nuestros trucos y recetas favoritos para que consigas siempre un arroz suelto, sabroso y con la textura ideal.
Haz clic o desliza por nuestra galería para descubrir cómo cocinar arroz de forma impecable, con una cuenta atrás hasta el consejo más útil de todos los tiempos…
Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveFOOD.
El kedgeree es un plato angloindio sabroso y saciante, perfecto para un brunch de fin de semana. Para una versión rápida, hierve por separado cuatro huevos, 300 gramos de guisantes congelados y 250 gramos de arroz de grano largo.
En una sartén apta para horno, calienta un chorrito de aceite con 30 gramos de mantequilla, añade una cebolla picada, 2 cucharaditas de pasta de curry suave y 1 cucharadita de semillas de comino. Sofríe hasta que la cebolla esté tierna.
Agrega el arroz, los guisantes y una lata de atún escurrido, mezcla bien y hornea a baja temperatura durante 20 minutos, removiendo de vez en cuando. Sirve con perejil fresco, zumo de limón y los huevos troceados. Es una auténtica delicia.
¿Sabías que el arroz salvaje no es realmente arroz ni salvaje? En realidad, es una hierba acuática que se comporta como cereal integral: rica en fibra, proteínas y sin gluten.
Tiene un sabor muy particular, entre ahumado y a nuez, que destaca cuando se cocina bien. Para ello, cuécelo a fuego lento con el doble de agua que de arroz durante unos 40 minutos, hasta que los granos se abran. Si lo retiras antes quedará duro y será difícil de digerir.
¿Te has cansado de las tostadas? Prueba el congee: una papilla de arroz típica de muchos países asiáticos que suele tomarse para desayunar. Su textura y su sabor suaves lo convierten en una opción saciante, digestiva y muy reconfortante.
Preparar una base de congee es bastante sencillo. Para varias raciones, cuece 250 gramos de arroz de grano largo lavado con un litro y medio largo de caldo de pollo o verduras, una pizca de sal y un trozo de jengibre fresco (de unos 2,5 cm, pelado y en rodajas).
Lleva a ebullición, baja el fuego y deja cocer a fuego lento durante una hora, removiendo de vez en cuando. Una vez listo, añade los ingredientes que prefieras: cebolleta, salsa de soja, semillas de sésamo, huevo cocido, pollo desmenuzado…
El arroz glutinoso es un arroz pegajoso y compacto, muy popular en Asia tanto en platos salados como en postres. El secreto para que quede bien es dejarlo en remojo el tiempo suficiente.
Pon una taza de arroz glutinoso en un recipiente bajo y cúbrelo con el doble de agua. Remueve bien y déjalo en reposo durante una hora. Vuelve a remover, cúbrelo con film transparente y cuécelo en el microondas a máxima potencia durante 10 minutos.
Retira el film y deja que repose unos minutos. ¿Lo prefieres dulce? Mézclalo con leche de coco caliente y azúcar y sírvelo con rodajas de mango. Es un clásico irresistible.
Existen muchas formas de preparar biryani, pero lo habitual es usar arroz de grano largo como el basmati. Para hacer un biryani sencillo, para cuatro personas, sofríe una cebolla en rodajas con una hoja de laurel, anís estrellado, vainas de cardamomo y una ramita de canela. Añade cuatro pechugas de pollo troceadas, una cucharadita de cúrcuma y dos cucharaditas de garam masala (o una pasta de biryani preparada) y cocina todo junto.
Incorpora 300 gramos de arroz basmati lavado y 850 ml de caldo de pollo. Lleva a ebullición, tapa, reduce el fuego y cocina 5 minutos más. Apaga el fuego y deja que el biryani repose tapado durante 10 minutos al vapor. Para terminar, añade cilantro fresco picado.
¿A quién no se le hace agua la boca con este plato?
No hay nada como un buen plato de arroz con leche para reconfortar el cuerpo y el alma. Lava 100 gramos de arroz de grano corto y ponlo en una fuente apta para horno. Cúbrelo con unos 700 ml de leche y hornéalo a baja temperatura durante unas dos horas y media. Añade azúcar al gusto.
Las especias cálidas como canela, cardamomo y nuez moscada son el complemento perfecto, al igual que los frutos secos como las pasas sultanas.
¿El arroz al vapor te parece aburrido? Prueba a hornearlo. Puedes preparar un risotto al horno o una bandeja de arroz sencilla y sabrosa.
Para un risotto al horno sin complicaciones, usa una sartén apta para horno. Sofríe las verduras y proteínas que prefieras, añade los condimentos y echa el arroz para risotto. Cubre con caldo o una mezcla de caldo y passata. Hornea a temperatura media con tapa durante unos 40 minutos, removiendo a mitad del tiempo para que quede en su punto.
El arroz rojo de Camarga es el resultado de la polinización natural entre el arroz blanco y el arroz silvestre. Se cultiva en el sur de Francia y es menos conocido, pero perfecto para añadir a ensaladas gracias a su sabor a nuez.
Cuécelo en una cacerola con agua salada hirviendo durante unos 30 minutos. Quedará al dente, con esa textura característica y agradablemente masticable.
¿Quieres hacer sushi casero? Lo esencial es preparar bien el arroz. Enjuágalo varias veces con agua fría hasta que el agua salga clara y luego mezcla dos partes de arroz con tres de agua en una cacerola.
Llévalo a ebullición, tapa y cocina unos 10 minutos hasta que esté tierno. Añade una mezcla de vinagre de arroz y azúcar, remueve bien y enfría rápidamente extendiendo el arroz en una bandeja.
Ahora solo queda empezar a crear tus rollitos, nigiri o pokes a tu gusto.
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Las recetas de paella cambian según la región, pero suelen llevar pimentón, azafrán y combinaciones de carne, verduras y marisco. Para un buen resultado, el arroz Calasparra o bomba son ideales, porque absorben bien el caldo.
Para una versión sencilla con marisco, sofríe una cebolla y añade una cucharadita de pimentón ahumado, las hierbas que prefieras (el tomillo va muy bien) y 300 gramos de arroz para paella. Incorpora una lata de tomate troceado y 900 ml de caldo de pollo. Cocina sin tapar durante 15 minutos, removiendo de vez en cuando hasta que el arroz esté casi tierno y quede algo de caldo.
Añade entonces los mariscos congelados que prefieras, cocina a fuego lento 5 minutos más y sirve con limón fresco y perejil.
Algunos platos sencillos se preparan cocinando el arroz directamente en caldo junto con carnes, pescados y verduras. El jambalaya es un buen ejemplo y es difícil que salga mal.
Saltea cebolla picada y pimientos rojos hasta que estén tiernos. Añade un diente de ajo machacado, 2 cucharaditas de pimentón, pimienta de cayena, 1 cucharada de condimento cajún y 175 gramos de arroz de grano largo. Remueve durante 30 segundos para que el arroz se impregne de las especias.
Añade 415 ml de caldo de verduras y una lata de tomate triturado. Tapa y cocina a fuego lento durante 15 minutos, o hasta que el líquido se haya absorbido. Puedes añadir mariscos y carne al gusto.
¿Quieres añadir volumen y consistencia a tus sopas o guisos? El arroz es el ingrediente perfecto para lograrlo. Solo tienes que añadir el arroz que prefieras a la cazuela y cocerlo a fuego lento en el caldo o líquido de la receta hasta que esté tierno. El resultado será un plato más sustancioso y saciante.
Si te sobra risotto, podrías recalentarlo. O podrías mejor convertirlo en arancini, unas bolas fritas típicas de Sicilia que son un aperitivo delicioso y popular.
Forma bolitas con el risotto frío y pásalas por harina, luego por una mezcla de huevo batido y leche, y finalmente por pan rallado, asegurándote de cubrirlas bien. Fríelas hasta que estén doradas y calientes por dentro.
Puedes añadir queso en el interior para que queden cremosas o probar a freírlas al aire para una versión más ligera.
¿Sabías que puedes congelar el arroz ya cocido? De hecho, es mejor opción que refrigerarlo por mucho tiempo. Para hacerlo, extiende el arroz en una bandeja de horno para que se enfríe rápido, envuélvelo con film transparente y congélalo.
Etiquétalo con la fecha y consúmelo en un mes. Cuando quieras comerlo, desenvuélvelo, colócalo en un bol y caliéntalo en el microondas hasta que esté bien caliente y humeante.
Si quieres darle un toque más fresco y sabroso al arroz, añade hierbas frescas y condimentos al final de la cocción. Elige hierbas de hoja como cilantro, perejil o albahaca, y añade un chorrito de zumo de limón o lima para rematar. El arroz con cilantro y lima queda perfecto en burritos o como base para un taco bowl.
Si quieres dar un toque tropical y delicioso al arroz blanco, el coco es una opción ideal. Para preparar arroz con coco, cuece arroz jazmín o basmati en una mezcla de mitad agua y mitad leche de coco, usando el doble de líquido que de arroz y agrega sal al gusto. También puedes agregar una pizca de azúcar si deseas realzar el dulzor. Lleva a ebullición, reduce el fuego, tapa y cocina durante unos 15 minutos, hasta que el líquido se haya absorbido.
Retira del fuego, deja la olla tapada y deja reposar 5 minutos para que termine de cocerse al vapor. Puedes comerlo solo o añadir cilantro picado y limoncillo finamente picado. Queda perfecto con un curry tailandés o un salteado.
Si tienes arroz integral en casa, pero prefieres el arroz blanco porque es más rápido, no te preocupes. Remojar el arroz integral en agua toda la noche reduce el tiempo de cocción y lo hace más fácil de digerir. Puedes añadirlo a ensaladas, acompañar platos salteados o usarlo como base para un bol nutritivo lleno de verduras.
Para potenciar el sabor del arroz sin añadir ingredientes extra, prueba a nacararlo: tuesta los granos secos en una sartén ligeramente engrasada durante aproximadamente un minuto, hasta que se doren un poco y brillen. Después, hiérvelos, cuece a fuego lento o al vapor como de costumbre. Este proceso intensifica el sabor, da un toque a nuez, ayuda a que se cocine más rápido y evita que se pegue.
Aunque sirvas arroz blanco como acompañamiento, vale la pena cocinarlo en caldo para potenciar su sabor.
Añade a la sartén una hoja de laurel, una ramita de romero y un poco de jengibre o ajo rallado para darle aroma. También puedes probar con vainas machacadas de cardamomo, una ramita de canela o semillas de nigella (comino negro) para un toque más exótico y picante. Y si usas caldo de pollo casero, el arroz será aún más sabroso y auténtico.
Una olla arrocera es un utensilio de cocina muy práctico. Olvídate de que el arroz se pase o quede crudo: este aparato cocina al vapor y siempre deja el arroz esponjoso y perfecto. Además, puedes añadir otros ingredientes como legumbres secas, tofu, verduras y condimentos para preparar una comida completa en la misma olla.
Una paleta para arroz es un utensilio muy útil que no puede faltar en tu cocina. Suelen ser de plástico o bambú y, aunque parezcan frágiles, son perfectas para mezclar y servir arroz esponjoso sin aplastar los granos. Si usas una olla arrocera, esta paleta es imprescindible para cuidar el revestimiento antiadherente y mantener la olla en buen estado.
Preparar un risotto perfecto es sencillo, aunque requiere paciencia. El proceso dura unos 25 minutos, ideal para una comida entre semana.
Elige el arroz italiano para risotto de mejor calidad, ya que uno barato puede deshacerse y quedar pastoso. No dejes el arroz solo: removerlo constantemente ayuda a liberar el almidón y garantiza esa textura cremosa tan característica. Además, añade el caldo caliente poco a poco para mejores resultados.
Es fácil cocinar más arroz del necesario, pero para no desperdiciar, ten en cuenta que la ración recomendada es de unos 73 gramos por persona, que equivale a media taza. Si el arroz es el plato principal (como en un arroz frito), puedes aumentar un poco la cantidad.
Y hablando de eso… una de las mejores formas de aprovechar el arroz sobrante es preparar un delicioso arroz frito. Puedes añadir casi cualquier cosa que tengas: pollo desmenuzado, verduras, marisco o tiras de ternera, todo queda bien. Dale un toque picante con tus especias favoritas, añade un chorrito de salsa de pescado y salsa de soja, y corona el plato con un huevo cocido para el toque final.
Es fundamental escoger el tipo de arroz adecuado según la receta. El arroz de grano largo es el más versátil; el basmati, perfecto para currys y biryanis; y el jazmín, ideal para platos del sudeste asiático. Los arroces de grano medio, como el bomba y el arborio, son los más adecuados para paellas y risottos, respectivamente. El arroz de grano corto incluye variedades para sushi y también el que se usa en el arroz con leche clásico.
El arroz es una fuente frecuente de intoxicación alimentaria por la bacteria Bacillus cereus. Cocido a temperatura ambiente, este plato es un caldo perfecto para estas bacterias, por eso debe enfriarse rápido, en menos de una hora.
Si preparas arroz con antelación, por ejemplo, para saltearlo, enjuágalo con agua fría hasta que esté bien frío y guárdalo tapado en la nevera. Recalienta el arroz en menos de 24 horas y asegúrate de que esté bien caliente antes de consumirlo.
Para un arroz basmati o blanco de grano largo perfecto, utiliza el doble de agua que de arroz. Por ejemplo, si tienes 100 gr de arroz, añade 200 ml de agua.
Lleva el agua a ebullición con una pizca de sal, baja el fuego al mínimo y tapa la olla. Tras unos 15 minutos, el agua se habrá absorbido y podrás retirar la olla del fuego. Deja la tapa puesta durante 5 a 10 minutos y remueve el arroz con un tenedor.
Este método también sirve para el arroz integral, aunque en ese caso necesitarás cocinarlo unos 30 minutos.
El arroz blanco dura mucho tiempo, pero es mejor guardarlo fuera del paquete, en un recipiente hermético, lejos de la luz directa y en un lugar fresco. Por su parte, el arroz integral tiene más grasa, por lo que es recomendable consumirlo en los tres meses siguientes a la compra. Si notas olor a humedad o a aceite, mejor deséchalo. Si no usas arroz integral frecuentemente, compra cantidades pequeñas para evitar desperdicios.
Como regla general, la mayoría de las variedades de arroz deben lavarse antes de cocinarse. Este paso es fundamental para arroces como el sushi o el basmati, ya que elimina parte del almidón y limpia el grano. Puedes enjuagarlo bajo el grifo con un colador o poner los granos en un bol con agua y agitar suavemente hasta que el agua salga clara. Hay claras excepciones: el arroz para risotto no se lava para conservar todo el almidón y así lograr la textura cremosa deseada.
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Última actualización por Lottie Woodrow.