Una despensa bien surtida de alimentos enlatados te hace la vida mucho más fácil. Los alimentos enlatados duran mucho, suelen ser baratos y pueden ahorrarte interminables viajes al supermercado. Además, pueden ser muy.
Para ayudarte a preparar sabrosas comidas en un abrir y cerrar de ojos, hemos elaborado la clasificación definitiva de los mejores alimentos en conserva.
Haz clic o desplázate por nuestra galería para descubrir las conservas que merecen un lugar en tu despensa, hasta llegar a las más indispensables de todas.
Hemos basado nuestra clasificación en la facilidad de uso, la versatilidad y el coste de cada conserva, así como en las opiniones de nuestro viajado (y bien alimentado) equipo. La lista es inevitablemente subjetiva.
Adaptado al español por Alba Mora Antoja, Redactora en Español para loveMONEY. Última actualización por Laura Ellis.
Los higos en conserva pueden ser difíciles de conseguir, pero son fantásticos para preparar postres rápidos. Comprarlos enlatados es incluso más complicado que encontrar higos frescos cuando están fuera de temporada.
En cualquier caso, te recomendamos que lo intentes. Puedes utilizarlos en cualquier receta, dulce o salada, en la que utilizarías higos frescos, pero están igualmente deliciosos si los tomas directamente de la lata (basta con añadir un poco de yogur y nueces picadas). Incluso puedes probar a usarlas en una pizza.
Si alguna vez has intentado hacer puré de calabaza, sabrás cuánto tiempo y esfuerzo lleva, así que merece la pena comprarlo en conserva. Puedes añadirlo a risottos, sopas, tartas de calabaza y pasteles de queso, o utilizarlo como relleno para canelones. También funciona bien en pasteles con especias cálidas, cítricos o de frutos secos, dándoles una textura maravillosamente húmeda.
Famosos por sus propiedades beneficiosas para la salud intestinal, los alimentos fermentados como el chucrut y el kimchi están de moda. El chucrut se elabora con col fermentada y se sirve tradicionalmente con salchichas. Sin embargo, hay muchas más cosas que puedes hacer con él, desde convertirlo en una guarnición para tus platos hasta ponerlo en un sándwich de queso a la plancha para obtener resultados ácidos y deliciosos.
Las espinacas frescas a menudo se estropean antes de que puedas utilizarlas todas, por lo que comprarlas en conserva o congeladas podría ser la solución a todas esas espinacas desperdiciadas que se acaban tirando. Una vez escurridas, puedes añadirlas a cualquier plato y dejar que se templen. Espera hasta el último momento para cocinar un curry o una sopa, y añade las espinacas para obtener un aporte extra de hierro, vitamina C y fibra.
Las cerezas frescas son innegablemente deliciosas, pero su temporada es corta. También son difíciles de deshuesar. Por suerte, la mayoría de las recetas que requieren cerezas frescas se pueden hacer con cerezas en conserva. Cocínalas durante 10 minutos con anís estrellado y un chorrito de vinagre balsámico para hacer un chutney caliente para servir con pato o cerdo, o simplemente úsalas para dar dulzor a pasteles y postres.
Las setas en conserva pueden utilizarse para añadir una textura carnosa a una amplia variedad de platos y, a diferencia de las frescas, no requieren una limpieza exhaustiva. Ya están cortadas y cocinadas, por lo que son ideales para un salteado rápido, un plato de pasta o una sopa. Cubre un poco de pan crujiente tostado con setas, úsalas para crea una pizza de champiñones o añádelos a una salsa para darle más sabor.
Puedes comprar mango en conserva en rodajas o en trozos, y también pulpa de mango en conserva. Ambos tipos son igual de prácticos para tener en la despensa. La pulpa de mango es una buena opción para hacer un sorbete tropical, aunque también va bien en una tarta de queso. Las rodajas o trozos de mango son un postre sencillo pero delicioso si los acompañas con yogur o helado. También puedes colocarlos encima de una tarta para darle un bonito acabado.
Los chiles chipotles son, básicamente, jalapeños ahumados, así que puedes usarlos siempre que quieras añadir algo de picante y un sabor ahumado. Son perfectos en un chili con carne o en un guiso de carne, e incluso podrían añadirse a la mayonesa para untar en hamburguesa. También puedes mezclar los chiles con mantequilla para hacer una salsa caliente y ahumada para acompañar un pescado.
Estos chiles en vinagre van perfectamente con guacamole, judías refritas y chili con carne. Siempre que quieras añadir un poco de picante (y algo de acidez por el encurtido), échale un poco de jalapeños. Verás que cualquier plato mejorará inmediatamente. Incluso puedes utilizar el líquido del encurtido en aliños para ensaladas.
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Algunas aceitunas en conserva son mejores que otras, así que puede que tengas que probar unas cuantas variedades para encontrar tu favorita. Si están muy saladas, enjuágalas con agua fría y déjalas en aceite de oliva una o dos horas antes de comerlas. Puedes usarlas en una tapenade (una pasta que se hace mezclando aceitunas con aceite, anchoas, ajo y perejil) o probarlas en una tortilla de patata.
Te recomendamos la piña enlatada en zumo natural, que podrás utilizar tanto en platos dulces como salados. ¿Te gusta el picante? Mézclala con chile, cebolla roja picada y cilantro fresco para hacer una salsa picante, o prueba a añadirla a un curry vegetariano a base de coco.
También puedes probar a hacer un sencillo sorbete de piña. Para ello, congela dos latas de piña y extiende las rodajas en una bandeja. Una vez congeladas, añádelas a una batidora con la ralladura y el zumo de dos limas, tritúralas hasta obtener una mezcla homogénea y congélalas durante una o dos horas más.
No todos los tipos de chili con carne en conserva son iguales. Algunas marcas más baratas no merecen la pena. Sin embargo, hay otras marcas de calidad, y pueden resultar muy útiles en caso de apuro. Cuando no tengas tiempo de hacer chili desde cero, calienta chili enlatado directamente de la lata y prueba a darle un toque especial con los ingredientes que quieras. Puedes servirlo con arroz o patatas asadas, o utilizarlo para cubrir un perrito caliente.
La carne en conserva puede considerarse, a veces, un poco anticuada, pero puede ser increíblemente útil cuando necesitas comer algo rápido. El picadillo de carne en conserva es un plato clásico en algunas cocinas que se prepara combinando la carne con patatas (también pueden ser enlatadas), cebolla, salsa Worcestershire, entre otros alimentos.
La carne en conserva también va muy bien en bocadillos, e incluso puede convertirse en un sabroso relleno para tartas.
El cangrejo en conserva no tiene el mismo sabor del cangrejo fresco, pero es una buena alternativa para tener en la despensa. Puedes añadirlo a sopas de pescado y curry, mezclarlo con chile y aceite de oliva para conseguir una salsa rápida para mezclar con pasta. También puedes utilizarlo en un risotto, o incluso en pasteles de cangrejo.
Las alcachofas frescas pueden ser difíciles de encontrar, y necesitan bastante preparación. Así que, ¿por qué no optar por las enlatadas? Quedarían deliciosas añadidas a una pizza, y también puedes probar a mezclarlas con aceite de oliva virgen extra y hierbas frescas para añadirlas a un plato de pasta. También puedes utilizarlas para dar a la ensalada un toque de textura carnosa, o convertirlas en una salsa para acompañar galletas saladas, patatas fritas o pan.
En un abrir y cerrar de ojos, la jaca se ha convertido en un sustituto de la carne para veganos y vegetarianos. Sin embargo, es un engorro prepararla fresca, por lo que la enlatada es la mejor opción. Tiene una textura bastante carnosa y, una vez calentada, puedes desmenuzarla igual que la carne de cerdo. Puedes cocinarla en salsa barbacoa o rellenar sándwiches con ella.
Las patatas frescas duran mucho tiempo si se conservan correctamente, así que te preguntarás si las patatas en conserva ofrecen realmente algo más. Además de durar aún más (posiblemente años), también te quitan menos tiempo. Utilízalas para hacer la ensalada de patatas más rápida de tu vida, prueba a preparar una cremosa sopa de patatas, o ásalas en la freidora de aire.
Una de las formas más sencillas de aprovechar una lata de caballa es hacer una tostada con ella. Es fácil elevar este humilde plato con un poco de deliciosa masa madre y tomates de calidad, que también puedes conseguir en lata. Puedes comprar caballa enlatada en una serie de salsas para darle más sabor, o también puedes comprarla en aceite de oliva para añadirla a ensaladas o pasta.
A los amantes de los postres no les puede faltar una lata de leche condensada. Puedes usarla para hacer una salsa de caramelo salado: solo tienes que derretir 99,2 g de mantequilla y la misma cantidad de azúcar moscovado, añadir 396,9 g de leche condensada estándar y remover hasta que se forme un caramelo oscuro y rico. Añade una buena pizca de sal marina para terminar. También puedes utilizar la leche condensada en una receta de helado sin tener que usar batidora.
Preparar y cocinar remolacha desde cero lleva tiempo y puede ser una tarea bastante engorrosa, así que una lata de remolacha es algo muy práctico que tener en la despensa. Úsala en una ensalada de patatas, tritúrala en una sopa o añádela a tu batido matutino con naranja y manzana. Incluso es fácil preparar una sencilla tarta de remolacha cuando tienes una lata a mano. Con la masa de hojaldre preparada, se hace en un santiamén.
Si te gusta la cocina mexicana, los frijoles refritos son un alimento básico que siempre debes tener a mano. Estos frijoles untables son excelentes en quesadillas y burritos, encima de tostadas y nachos, e incluso en sopas. Comprarlos enlatados hace que sea increíblemente fácil incluirlos en tu cocina, aunque quizá quieras probar unas cuantas marcas diferentes para encontrar el sabor, la textura y el nivel de picante adecuados para ti.
He aquí otra alubia en conserva de la que deberías abastecerte. Este tipo de alubias va bien en sopas y guisos, y también se pueden mezclar con tomates y ajo picados para hacer una bruschetta al estilo italiano. También estarían muy ricas machacadas en una quesadilla. Las alubias son una buena opción para utilizar en platos de cuchara.
Lo bueno de las castañas de agua es que mantienen su textura crujiente, independientemente del tiempo que las cocines. Suelen utilizarse en salteados, pero también puedes preparar un divertido aperitivo marinándolas en salsa de soja durante unas horas y envolviéndolas luego en tocino. Solo tienes que sujetarlas con un palillo de cóctel y hornearlas hasta que el tocino esté crujiente. Si prefieres un salteado clásico, añade tus verduras favoritas y mucho jengibre y ajo.
Si buscas un almuerzo rápido y sano, las sardinas en lata sobre tostadas integrales son una solución perfecta. También servirían para hacer una sabrosa salsa para pasta. Solo tienes que rehogar una cebolla, añadir una lata de sardinas escurridas y cocerlas suavemente hasta que las sardinas se hayan deshecho y deshecho. Añade una lata de tomates picados y cuece hasta que espese. Por último, añade una cucharada del agua de cocción de la pasta antes de servir.
Las judías en conserva no son tan crujientes como las frescas, pero son un sustituto perfecto, sobre todo porque las frescas duran muy poco en el frigorífico. Puedes utilizarlas en salteados y ensaladas. Solo tienes que secarlas bien en papel de cocina después de escurrirlas y aclararlas. Para algo un poco diferente, prueba a hacer gado-gado, una ensalada indonesia de patatas calientes servida con un aliño de chile, cacahuete y coco.
Si te gusta la comida china y tailandesa, una lata de brotes de bambú es un ingrediente muy práctico. Irán perfectos en cualquier curry tailandés, y también irán muy bien en ramen, sopas y salteados. Enjuágalos bien antes de usarlos, y sécalos para eliminar el exceso de humedad antes de cocinar con ellos. Los dumplings, los rollitos de primavera y los poke bowls repletos de verduras también son formas estupendas de utilizar los brotes de bambú.
Las alubias negras son una guarnición estupenda cuando se añaden a cebollas y ajo salteados, con cilantro fresco y pimentón al final. También puedes mezclarlas con otras judías enlatadas para hacer una hamburguesa vegetal, o servirlas en una ensalada con maíz dulce, cebolletas y aguacate. También son excelentes para platos mexicanos, como burritos, quesadillas y tacos vegetarianos.
Los albaricoques en conserva en zumo natural son un sustituto perfecto de los frescos. Puedes estar seguro/a que conservarán su dulzor, por lo que son ideales en batidos matutino, o hechos puré para rellenos de tartas en lugar de mermelada. También funcionan bien para tartas y otros postres, como el helado de vainilla.
El Spam ha formado parte de la infancia de muchos países. Esta carne enlatada ha resurgido en popularidad en los últimos años, en parte porque en algunos lugares, como Hawái y Corea del Sur, nunca desapareció. Esta carne se puede freír y se puede añadir al arroz frito, a los huevos revueltos y a los macarrones con queso, entre otros sabrosos platos. También puedes usarla para hacer Spam musubi, un popular aperitivo hawaiano.
Al igual que el salmón fresco, el salmón en conserva tiene un alto contenido en proteínas y ácidos grasos omega-3. Puedes utilizarlo para pasteles de pescado, añadirlo a la pasta con un poco de nata y guisantes congelados, o combinarlo con quinoa para una ensalada saludable. Para untarlo, prepara un paté rápido de salmón y saboréalo con galletas saladas o un trozo de pan crujiente.
No hay nada mejor que la sopa de tomate cuando te sientes indispuesto, o si has tenido un día largo y necesitas un estimulante instantáneo. Si guardas una lata en la despensa, la tendrás a mano siempre que te apetezca. Añade un toque de pesto, queso rallado, semillas tostadas o nata espesa para darle tu toque personal.
Las anchoas en conserva pueden utilizarse para añadir una sabrosa nota umami a muchos platos, desde salsas para pasta hasta piernas de cordero. Si cocinas con ellas, las marcas estándar en aceite de oliva están bien. Pero, para una ensalada o una tostada, busca anchoas españolas del Cantábrico, que son más gordas, grandes y jugosas: una auténtica delicia gourmet.
El maíz dulce es increíblemente versátil. Es perfecto como guarnición, se puede mezclar con mayonesa de atún para un sándwich, y también va estupendamente con la sopa de pollo. No solo eso, sino que puedes utilizarlo para hacer deliciosos buñuelos de maíz dulce. Para ello, mézclalo en una masa picante y fríelo, cucharada a cucharada. Sírvelos con una sabrosa salsa de tomate para disfrutar de lo último en aperitivos.
Los ingleses disfrutan comiendo alubias cocidas con queso sobre tostada, pero las alubias también son un ingrediente útil para muchos otros platos. Puedes añadirlas a una sopa de tomate o a un chili vegetariano, o incluso hacer un pastel vegetariano con ellas. También puedes probar una versión con alubias cocidas del shakshuka turco, cocinándolas con tomates, comino, cilantro y huevos al horno o al vapor.
Las lentejas, al ser ricas en proteínas y fibra, son un excelente recurso para tener en tu despensa. Cómelas frías en una ensalada, o úsalas en sopas y guisos. Las lentejas también funcionan bien en una gran variedad de platos de todo el mundo, así que ¿por qué no pruebas a hacer dal indio, o unas clásicas lentejas francesas con un trozo de pescado delicado? Claro, siempre nos quedará el típico estofado de lentejas.
Las alubias rojas son una gran fuente de proteínas. Enjuágalas bien antes de usarlas. Funcionan de maravilla en sopas, estofados, currys y guisos, y también son útiles para dar volumen a una gran variedad de platos (sobre todo si quieres reducir el consumo de carne). ¿Buscas algo diferente? Pruébalas como base de una sabrosa hamburguesa vegetariana.
El atún en agua puede resultar un poco seco, así que, a menos que estés contando calorías, cámbialo por atún enlatado en aceite de oliva, que sabe mejor. Además, no solo es útil para bocadillos. Prueba a añadirlo a una mezcla de pimientos rellenos, a un horneado de pasta, a un rápido poke bowl, a una ensalada o incluso a pasteles de pescado. Incluso las latas más caras de atún en aceite de oliva son asequibles, por lo que resulta fácil preparar una comida barata y alegre.
La leche de coco es la base cremosa perfecta para una gran variedad de platos, por lo que es práctico tener siempre una lata a mano. Busca una marca con alto contenido en coco para obtener la mejor calidad, y obtendrás un sabroso curry, sopa o guiso. La pasta de curry (que se conserva bien en el frigorífico) es un acompañante imprescindible, que te proporciona sabor infinito sin tener que medir ni moler ninguna especia.
Mezclados con tahini, limón, ajo y aceite, los garbanzos pueden convertirse en un hummus casero rápido y fácil. También son un ingrediente fantásticamente económico en currys, sopas y guisos. También te los recomendamos con espinacas. Pero eso no es todo. ¿Sabías que también puedes usar agua de garbanzos (llamada acuafaba) para hacer merengues veganos?
Estas pequeñas judías blancas tienen muchos usos. Haz un puré saludable mezclándolas con coliflor o brócoli cocidos, o pruébalas solas como guarnición: basta con calentarlas y rociarlas con aceite de oliva virgen extra y romero fresco picado. También resultan increíbles en sopas y guisos, ya que absorben el sabor y añaden una textura cremosa.
¿Quién no tiene unas cuantas latas de tomate en la despensa? Merece la pena tener una selección de tomates troceados, tomates ciruela y tomates cherry. Eso sí, recuerda que las marcas más baratas pueden estar aguadas, así que, si puedes, gástate un poco más y compra una marca italiana. Los tomates en conserva funcionan de maravilla en salsas para pasta, desde la arrabbiata picante hasta los reconfortantes espaguetis a la boloñesa.
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