Hay toda una serie de ingredientes que han sido tachados de desechos, malas hierbas o simplemente extravagantes. Pero con un poco de maña, pueden transformarse en platos deliciosos.
Desde cáscaras de sandía y caparazones de cangrejo hasta dientes de león y ortigas, hemos recopilado una lista de alimentos insólitos que quizá quieras empezar a añadir a tu dieta.
Haz clic o desplázate por nuestra galería para descubrir 29 "alimentos" que probablemente no sabías que podías comer. ¿Has probado ya alguno de ellos?
Hemos basado nuestra clasificación en la percepción habitual de estos alimentos así como en las opiniones de nuestro viajado (y bien alimentado) equipo. Esta lista es inevitablemente subjetiva.
Adaptado al español por Alba Mora Antoja, Redactora en Español para loveFOOD. Última actualización por Laura Ellis.
No hay por qué tirar las hojas de coliflor o brócoli: conviértelas en patatas fritas, asándolas en aceite de oliva y una pizca de sal. Al igual que otras verduras, las hojas de coliflor y brócoli también pueden saltearse con los condimentos que prefieras, o hervirse para crear una guarnición saludable.
¿Cortas los ramilletes del brócoli y tiras los tallos? Podrías estar perdiéndote muchos nutrientes, y generando residuos alimentarios innecesarios. Los tallos del brócoli también se pueden comer, y ofrecen un sabor más suave y dulce que los ramilletes. Están deliciosos troceados y asados con tus condimentos favoritos.
Los tallos de remolacha son una gran alternativa a las espinacas, el bok choy y las acelgas. Además, están llenos de vitaminas y minerales, como las vitaminas A, C y D, hierro y calcio. Trátalos como cualquier otra verdura fresca. Simplemente cuécelos al vapor, estofados o salteados con un poco de mantequilla. Incluso puedes comerlos crudos en ensalada.
La próxima vez que vayas a preparar una calabaza para hacer sopa, reserva las semillas. Estos versátiles granos se pueden lavar, secar y luego asar con tus hierbas y especias favoritas (el pimentón y el chile funcionarían bien, al igual que el romero y el orégano). ¿Por qué no lo pruebas y experimentas con tus sabores favoritos?
Te sorprenderá saber que la cáscara de limón está repleta de nutrientes, así que piénsatelo dos veces antes de tirarla. Puedes rallar la cáscara en ensaladas, sopas y batidos para darles más sabor. También puedes guardar trozos de cáscara para utilizarlos en tés o pasteles de frutas, o para mezclarlos con la repostería antes de hornear. También puedes utilizar cáscara de limón confitada o de otros cítricos.
La piel de naranja también puede utilizarse para añadir sabor o fragancia de muchas maneras. ¿Te gusta preparar tus propias bebidas? Añade la cáscara al vino caliente, o ponla en remojo en vodka, ginebra o limoncello durante unos días para hacer un delicioso licor con infusión de cítricos. También son deliciosas las cáscaras de naranja confitadas, y las puedes comer solas, bañadas en chocolate o como guarnición en tartas y postres.
Hay quien dice que el corazón de la manzana no existe y que hay que cortarla entera (menos el tallo y las pepitas, claro). La mayoría de nosotros solemos dejar sin comer el centro porque eso es lo que nos han enseñado, pero en realidad no es necesario. El corazón de la manzana es completamente comestible.
Para algunas personas, lo natural es comerse un kiwi entero, con piel y todo. Otros prefieren sacar el interior y tirar la piel. Sin embargo, no hay razón para desperdiciar la piel, a menos que simplemente no te guste su textura. La piel del kiwi contiene mucha fibra, además de vitamina C y vitamina E, así que la próxima vez que comas uno, prueba a morderlo en vez de coger la cuchara.
A menudo, desechamos algunas partes de un alimento, pensando que son inferiores al resto. Las cabezas de pescado son un ejemplo de ello. Algunas personas se limitan a utilizar las cabezas para caldo, pero otras consideran que los ojos, las mejillas y otras partes de la cabeza son manjares sabrosos que se pueden disfrutar por sí mismos. Si vas a comer un pescado entero cocido, no dejes la cabeza en el plato: puede que no tenga un aspecto bonito, pero sigue siendo rico en sabor.
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Si te encanta preparar batidos de fruta fresca, deja de cortar la parte superior de las fresas, también conocido como sépalo. No hace falta. Estas hojas cortas y puntiagudas están llenas de bondad, y ni siquiera las notarás si las estás batiendo. Las puntas de las fresas también pueden usarse para aromatizar licores y vinagre balsámico, o para infusionar agua.
En la Inglaterra medieval, los dientes de león se solían recolectar y utilizar para hacer un licor dulce parecido al vino, pero hoy en día se consideran una de las malas hierbas más comunes del mundo. Sin embargo, siguen teniendo su utilidad: las hojas jóvenes de diente de león pueden añadirse a las ensaladas, mezclarse con risottos o utilizarse para hacer té. Eso sí, deja que sean los y las expertas quienes se encarguen de la recolección para evitar coger flores rociada con productos químicos o en los bordes de una carretera.
Puede que no te hayas planteado antes comer piel de sandía, pero en realidad es muy versátil. Las cáscaras ralladas pueden añadirse a salsas picantes o utilizarse como alternativa a la col en la ensalada de col. Las cáscaras en escabeche también son populares en Sudáfrica, donde se usan para hacer una gelatina dulce llamada waatlemoen konfyt, que a veces se sirve con queso.
Hay una gran variedad de flores comestibles esperando para alegrar tus ensaladas, sopas y postres. Algunas variedades comunes son la borraja, el lirio de día, el hibisco, la malvarrosa, el geranio perfumado y la viola. Sin embargo, asegúrate de comprarlas a un proveedor de flores comestibles de confianza. Las flores que se venden en los centros de jardinería pueden haber sido rociadas con productos químicos.
Reconocible al instante, la lavanda es una hierba floral de aroma intenso y sabor fuerte. Se puede añadir a pasteles, panes, mermeladas y platos de carne asados a fuego lento para perfumarlos, pero si vas a probarla, asegúrate de usarla con moderación, ya que puede resultar demasiado fuerte. Como siempre, come solo la lavanda que esté marcada como comestible (o que hayas cultivado tú mismo/a).
Si cultivas tus propias verduras, es posible que reconozcas estas flores de calabacín de color amarillo brillante, que suelen brotar durante los meses de verano. Si hasta ahora las desechabas, te has estado perdiendo una delicia. Esta flora delicada y de sabor ligeramente dulce es deliciosa frita y rellena de requesón.
La flor de saúco es una flor versátil originaria de los bosques y pantanos europeos, pero también es muy común en el norte y el este de Estados Unidos. Estas flores blancas se pueden utilizar para hacer bizcochos, tés e incluso infusiones. Sin embargo, sus hojas y tallos son venenosos, así que deja la recolección y la preparación a los productores de alimentos experimentados.
Las hojas de malva son muy nutritivas y están repletas de vitamina A. Son bastante insípidas, pero esto puede jugar a su favor: adoptan los sabores de otros ingredientes de la forma más sabrosa posible. Por ejemplo, son estupendas en ensaladas verdes, o salteadas con mantequilla y sal. La malva se considera una mala hierba, por lo que es poco probable que la encuentres en las tiendas. Lo mejor es comprar las semillas y cultivarlas tú mismo/a.
Las ortigas crecen en la mayoría de los climas moderados del mundo y, si las manipulas correctamente, pueden utilizarse en una gran variedad de platos. Una vez marchitas, ya no te pican, pero tendrás que llevar guantes para recogerlas (aunque recomendamos dejar esto en manos de expertos/as). Hervidas, las ortigas saben muy parecidas a las espinacas. Se pueden utilizar en pesto, sopas e incluso pasteles. Sin embargo, se recomienda que las embarazadas no las consuman, pues pueden desencadenar contracciones.
Las bayas de espino silvestre se encuentran en los setos de los países de clima moderado, y prosperan especialmente bien en los pantanos y los bosques húmedos. Saben muy parecidas a las manzanas demasiado maduras y pueden comerse crudas, pero son aún más sabrosas añadidas a mermeladas, salsas, vinagres y panes de frutas. Deja la búsqueda a los/as expertos/as. No querrás coger accidentalmente algo venenoso.
¿Sabías que puedes comer las hojas de los pinos y otros árboles de hoja perenne, como los abetos? Se pueden preparar en té o utilizar para infundir sabor a toda una serie de platos, como hacen los mejores chefs. Dicen que tienen notas cítricas, y las usan en todo, desde aceites infusionados hasta helados. Sin embargo, los tejos (que son venenosos) se confunden a menudo con los pinos, así que no cojas ninguna pinocha sin pedir antes consejo a un experto/a.
Comer insectos es habitual en algunos países, donde mucha gente se alimenta de saltamontes, larvas, escarabajos y hormigas. En los últimos años, las tiendas de alimentos saludables de todo el mundo han empezado a promocionar grillos, gusanos de la harina y gusanos búfalo liofilizados como tentempiés sostenibles ricos en proteínas y bajos en carbohidratos. Se prevé que pronto formarán parte de nuestra dieta diaria. Su consumo es seguro, siempre que se críen de forma responsable para el consumo humano.
Los caparazones de gamba fritos (sin la cabeza ni la vena) son sabrosos aperitivos. La receta también es sencilla: solo tienes que cubrir las gambas con caparazón en harina de maíz y sal, y luego freírlas. Si ya has pelado las gambas, prueba a echar los caparazones en caldo de pescado para extraer todo su delicioso sabor.
Cubiertos de espinas como agujas y con una piel gruesa y carnosa, los frutos del cactus no parecen muy apetecibles, pero en realidad tienen un centro jugoso y dulce. Su sabor se compara a menudo con el de la sandía, y son un alimento básico en la cocina mexicana. El zumo almibarado, que se vuelve más dulce a medida que la fruta madura, se puede mezclar en pasteles, mermeladas, cócteles, batidos, sorbetes y dulces. Busca nopales la próxima vez que vayas a un supermercado ecológico o a una tienda de alimentación mexicana.
El maíz es mucho más que sus granos. La próxima vez que compres una mazorca, no te apresures a tirar las sedas, es decir, las borlas esponjosas de la parte superior. Se pueden utilizar para preparar un té que, según dicen, tiene varios beneficios para la salud, entre ellos propiedades antiinflamatorias. Solo tienes que dejar que las sedas se sequen y ponerlas a remojo en agua caliente.
Puede sonar extraño, pero hay muchas formas de cocinar la piel del plátano. De hecho, es un ingrediente habitual en muchas partes del mundo. Llenas de fibra, vitaminas y minerales, solo hay que desmenuzarlas en un procesador de alimentos (o cocinándolas) antes de comerlas. Prueba a hacer un chutney de piel de plátano especiado con chiles y ajo, o prepara un thoran para acompañar el curry.
¿Alguna vez has mirado un árbol y te has preguntado a qué sabría su tronco? Por extraño que pueda parecer, la corteza de varias especies de árboles se puede comer. El interior de la corteza, llamado cámbium, suele estar lleno de nutrientes. La capa blanda y húmeda (que a veces sabe dulce) puede hervirse, secarse o tostarse, pero normalmente se muele para hacer harina. Obviamente, no deberías recolectar corteza sin saber antes lo que haces.
No puedes comer cualquier caparazón de cangrejo, pero el exterior de los cangrejos de caparazón blando se puede comer. Estos son cangrejos normales que se recogen justo después de desprenderse de su duro exoesqueleto (y cuando el nuevo aún está blando). Estos cangrejos son especialmente populares fritos, pero también puedes freírlos en la sartén, o probar a hacer un curry de cangrejo de caparazón blando.
Las medusas se consumen en grandes cantidades en todo el mundo, pero especialmente en países como China, Myanmar e Indonesia. Se prevé que pronto podrían hacerse un hueco en los menús de otros lugares, ya que son un recurso alimentario sostenible y sabroso. Hay unas 25 especies comestibles, pero no creas que puedes coger una de la playa. Solo deben comprarse a vendedores acreditados que sepan cómo limpiarlas y prepararlas.
¿Sabías que las cochinillas son comestibles? Estos bichos diminutos y acorazados son, en realidad, crustáceos, como las gambas, los cangrejos y las langostas. Quienes los han probado dicen que saben precisamente a gamba.
Hay que hervirlos durante varios minutos, al menos hasta que su parte inferior se vuelva blanca. Preferiblemente, debe hacerse durante más tiempo para asegurarse de eliminar cualquier parásito o bacteria repugnante. En lugar de cazar debajo de las piedras, deberías consultar a un/a experto/a si tienes curiosidad por probarlos.
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