Imagínate la escena: estás preparando un sándwich y sacas de la nevera queso crema/un paquete de pavo en lonchas/un bloque de queso Cheddar, solo para darte cuenta de que ya ha pasado su fecha de caducidad. Tienes hambre y te parece un desperdicio tirar la comida: ¿deberías seguir adelante y arriesgarte de todos modos, o buscar otro relleno para el sándwich? Aquí te revelamos los alimentos que siempre debes tirar una vez pasada la fecha de caducidad, aunque parezcan perfectamente comestibles.
Haz clic o desplázate para descubrir 19 alimentos cuyas fechas de caducidad NUNCA debes ignorar.
Adaptado al español por María J. Arabia, Editora de sindicación en Español para loveFOOD.
En general, las fechas de caducidad, consumo preferente y consumo preferente al final de su vida útil están relacionadas con la garantía de calidad, ya que sugieren cuándo el alimento estará en su punto óptimo, en lugar de ser indicadores de seguridad alimentaria. En el Reino Unido, Australia y Canadá, las fechas de caducidad y de consumo preferente están relacionadas con la seguridad alimentaria, lo que significa que consumir el alimento en cuestión una vez pasada esa fecha puede enfermarte. En EE.UU., datar los productos no es obligatorio por ley federal (la leche para bebes es la única excepción) y las fechas de los envases no son un indicador de la seguridad del producto. En definitiva, si un alimento tiene mal aspecto u olor, o tiene una textura o color extraños, trátalo con precaución, independientemente de la fecha que figure en el envase.
Repletos de nutrientes y con un sabor suave y terroso y una textura crujiente, los brotes de alfalfa son estrellas de la alimentación sana. Sin embargo, antes de espolvorearlos sobre tu ensalada o sándwich, una palabra de precaución: estos brotes necesitan un entorno cálido y húmedo para crecer, que son exactamente las condiciones en las que prosperan las bacterias. Teniendo esto en cuenta, lo ideal es no consumirlos más de dos días después de comprarlos; de lo contrario, aumenta el riesgo de enfermar por comerlos. Los expertos aconsejan que las embarazadas eviten por completo comer brotes de alfalfa crudos.
La leche de fórmula nunca debe darse a los bebés después de la fecha de caducidad, que figura en el envase y se refiere a la vida útil del producto sin abrir. Esto se debe a que, aunque la leche de fórmula contiene los nutrientes exactos que necesitan los bebés, una vez pasada la fecha de caducidad, el valor nutricional de la leche de fórmula puede cambiar y podría provocar una carencia de nutrientes.
Las ensaladas envasadas en bolsas pueden lavarse previamente varias veces, pero como se manipulan con tanta frecuencia, siguen siendo propensas a las bacterias, como la listeria, la salmonela y, en el peor de los casos, la E. coli. Es imposible saber si tus hojas de ensalada están contaminadas, pero puedes reducir los riesgos comiendo la ensalada lo antes posible después de abrirla. Deshazte siempre las hojas que no tengan el aspecto o el olor que deberían.
Por frustrante que resulte descubrir que tu costosa cesta de frambuesas o arándanos frescos se ha echado a perder, comer una fresa con una capa blanca y peluda o una frambuesa que se está convirtiendo rápidamente en puré no es aconsejable, y podría enfermarte. Como las esporas del moho se transmiten por el aire, si una de tus bayas se ha estropeado es aconsejable desechar todo el paquete. En promedio, las bayas se conservan hasta tres días en el refrigerador, así que cómetelas antes de que caduquen o congela las que no vayas a consumir.
Si al examinarlo detenidamente, el pollo que pensabas cocinar para la cena parece notablemente pálido o gris, tiene un olor desagradable o un aspecto hinchado, el cubo de la basura es realmente el mejor lugar para él, independientemente de la fecha del envase. Esto se debe principalmente a que consumir pollo o pavo que se haya estropeado puede causar un caso grave de intoxicación alimentaria, con hospitalización o, en casos muy extremos, la muerte.
Por mucho que te fastidie desechar comidas o bebidas – sobre todo si ni siquiera la has abierto, y más aún si te ha salido cara – los jugos crudos prensados en frío que hayan superado su fecha de caducidad no deben consumirse. Esto se debe principalmente a que no están pasteurizados y son mucho más propensos a la contaminación por bacterias y levaduras. En general, los jugos frescos (incluidos los caseros) deben consumirse en los cinco días siguientes a su elaboración.
Todos lo hemos hecho: sacar de la nevera un tarro de mostaza o un frasco de mayonesa que lleva allí más tiempo del que recordamos. Aunque puede ser tentador untar el condimento en el sándwich, vale la pena tener en cuenta que, una vez abierto el bote, se invita a entrar a las bacterias. A título orientativo, una vez abierta, la mostaza puede durar hasta un año en el frigorífico, pero la mayonesa debe consumirse o desecharse a los dos meses, mientras que la salsa de tomate suele empezar a estropearse a los seis meses, aunque se guarde en el refrigerador. Si la salsa en cuestión se ha enmohecido, ha perdido color, huele raro o tiene agua flotando por encima, deséchala.
Aunque puedas pensar que el aceite se conserva indefinidamente, los aceites de cocina tienen una fecha de caducidad y vale la pena prestar atención a esa fecha si quieres que tu comida sepa lo mejor posible. La mayoría de los aceites de cocina duran seis meses una vez abiertos, y potencialmente más si se guardan lejos de la luz y el calor. El aceite pasado de fecha desarrollará un olor y un sabor rancio y amargo, que pueden llegar a tu comida.
¿Te gusta? Haz clic en el botón Seguir de arriba para ver más historias fantásticas de loveFOOD.
La próxima vez que te abastezcas de lonchas de pavo y jamón de la charcutería, vale la pena tener en cuenta que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) dice que el embutido debe consumirse en un plazo de tres a cinco días. Si transcurre más tiempo, los niveles de listeria presentes pueden llegar a ser peligrosamente elevados. Por tanto, aunque la carne tenga un aspecto, olor y sabor normales, podría enfermarte.
En el caso de los huevos enteros, los expertos suelen aconsejar utilizar la prueba de flotación para comprobar su frescura, desechando los que floten en la superficie de un cuenco o un vaso de agua. Pero si tienes en el frigorífico un cartón de claras de huevo líquidas producidas comercialmente, asegúrate de consumirlas en los tres días siguientes a su apertura. (Lo mismo se aplica a las claras de huevo frescas, como las sobrantes de una receta que requiera yemas). Si la clara líquida tiene grumos, está descolorida o tiene trocitos flotando, deséchala independientemente de la fecha o del tiempo que lleve abierta la caja. También vale la pena señalar que, por seguridad, los cartones abiertos de claras de huevo líquidas no deben congelarse, aunque puedes congelar las claras de huevos frescos.
El pescado que no es fresco o no se ha sometido a un almacenamiento y manipulación adecuados puede causar intoxicación alimentaria. Uno o dos días es el tiempo máximo que debe conservarse el pescado en el refrigerador antes de cocinarlo o congelarlo. Como ocurre con muchos de estos alimentos, confía siempre en tu juicio; el pescado fresco debe oler a mar; si tiene un aroma demasiado fuerte y agrio o está visiblemente viscoso, aléjate.
La carne picada tiene más probabilidades de provocar una intoxicación alimentaria que un trozo de filete, ya que bacterias como la E. coli, la salmonela o el Staphylococcus aureus de la parte exterior pueden mezclarse por toda la carne al picarla. Una buena refrigeración y consumirla en uno o dos días debería hacer que las bacterias presentes no alcancen niveles preocupantes. Lo más importante de todo es asegurarse de cocinar la carne molida hasta que la temperatura interna alcanza los 71 °C.
Al igual que la carne molida de res, la fecha de caducidad de la carne molida de cerdo debe respetarse, ya que puede convertirse rápidamente en el caldo de cultivo ideal para diversos tipos de bacterias nocivas. La aplicación FoodKeeper del USDA recomienda solo conservar la carne picada de cerdo en el refrigerador uno o dos días antes de consumirla. De nuevo, la carne de cerdo molida debe cocinarse muy bien siempre, hasta que la temperatura interna alcance los 71 °C, para evitar intoxicaciones alimentarias.
Aunque los expertos coinciden en que los mejillones vivos pueden conservarse en el frigorífico más tiempo del que crees (hasta cinco días), la mayoría afirma que saben mejor si se consumen antes del segundo día. El almacenamiento adecuado también es fundamental: asegúrate de que estén cubiertos con un paño limpio y húmedo o una toalla de papel y nunca los guardes en agua ni en un recipiente hermético. Por muy frescos que estén, desecha siempre los mejillones con conchas agrietadas o rotas, o los que no se cierren al golpearlos. Los mejillones con conchas que no se abren al cocerlos también deben desecharse.
Al igual que los mejillones, las ostras deben servirse lo más frescas posible y estar vivas hasta el momento de descascararlas. En casa, asegúrate de conservar las ostras correctamente y no caigas en la tentación de guardarlas más de dos días después de comprarlas. Se recomienda que las personas mayores, las mujeres embarazadas y los niños muy pequeños eviten el marisco crudo o poco cocinado.
Las ensaladas frescas, sobre todo las que llevan mayonesa (como la deliciosa ensalada de patata de la foto o la típica ensaladilla rusa), no deben consumirse más de tres o cinco días después de la compra. Si pasa más tiempo, el producto no solo habrá perdido su frescura, sino que también aumenta el riesgo de contaminación bacteriana. Si dicha ensalada se ha dejado más de dos horas en la encimera o, o peor aún, al sol en un picnic o un asado, es mejor no comerla.
El queso blando es un excelente caldo de cultivo para la listeria, por lo que debes prestar atención a las fechas de los paquetes. Si compras queso blando sin fecha (de una charcutería, por ejemplo), consúmelo en el plazo de una o dos semanas y usa el sentido común al hacerlo: si hay moho, tendrás que tirar el queso. Esto también se aplica al queso azul y a los quesos con corteza como el brie; el USDA dice que cualquier moho que no forme parte del proceso de fabricación puede ser potencialmente peligroso.
Independientemente de la fecha indicada en el paquete, una vez que las hojas de espinaca empiezan a marchitarse, es aconsejable no comerlas crudas. Aunque el consenso general es que las hojas mustias son seguras para el consumo una vez cocidas, si están marrones o viscosas es mejor enviarlas al montón de compost. Para prolongar su vida útil, las hojas de espinaca solo deben enjuagarse justo antes de comerlas.
¿Te ha gustado? Haz clic en el botón Seguir de arriba para ver más historias fantásticas de loveFOOD.